miércoles, 24 de junio de 2009

Noticias por el día del padre


Hace más de una semana, un viernes antes del día del padre, Sofía mi pequeña hija de 4 años me entregó un porta lapiceros y una tarjeta por el día del padre; luego estuvimos comentando algunos cuentos que ella iba viendo en un libro, así ingresaron a nuestra conversación los tres chanchitos, el pastor mentiroso y, cuando no, el patito feo; en realidad ya le hemos dado varias vueltas a esos cuentos, pero en el Flautista de Hamelín nos detenemos un poco porque hay temas nuevos para ella.
Sofía se pone a revisar las figuras de un libro; yo enciendo mi computadora personal y reviso unas noticias en internet[1]: “Tres niñas viven gracias a la donación de parte del hígado de sus padres” y “Queman a una niña durante un ritual vudú en EE.UU.”; Sofía me dice que tiene sueño, suspendo la computadora, llevo a mi hija al dormitorio, la visto para dormir, le doy su leche y luego me dice pichi pichi, la llevo al baño y luego de atenderla me mira cara a cara porque me arrodille ante ella para arreglarle su ropita y me lanza una frase maravillosa “eres el mejor papa del mundo”, me limpio la baba, y ayudo a Sofía a lavarse los dientes, la acuesto en su cama, la beso, la arropo y vuelvo a mi computadora y, cuando no, a la realidad.
“Tres niñas viven gracias a la donación de parte del hígado de sus padres”, la noticia dice que “Los trasplantes se realizaron en el hospital Guillermo Almenara. Las pequeñas y sus progenitores desarrollan con normalidad sus vidas tras las intervenciones”. “Reachell Quiñones, de ocho meses de edad, recibió dos segmentos del hígado de su padre, (América TV). Este domingo será especial para tres padres que no dudaron en donar parte de sus hígados para salvar a sus hijas de un fatal desenlace. Roberto Diez no dudó en donar dos segmentos de su hígado a su hija Daniela cuando tenía dos años de edad. Ella sufría de cirrosis en las vías biliares y fue intervenida el 18 de mayo del 2003. Ella hoy tiene ocho años, cursa el segundo grado de primaria y lleva una vida normal. El mismo final feliz tuvo Cinthia Yaranga Taipe, de tres años. Hace un año le diagnosticaron cirrosis hepática y un tumor maligno. Esta noticia devastó a su papá Néstor, pues su primera hija había fallecido del mismo mal. Sin embargo, la esperanza volvió a su vida al enterarse que que era el donante indicado y se puso en manos del equipo de médicos del hospital Guillermo Almenara, en un maratónico procedimiento que comenzó a las 10 de la mañana del domingo 25 de mayo del 2008 y culminó el lunes, 16 horas después. Reachell Quiñones Núñez, una bebé de ocho meses, fue recientemente intervenida. A los dos meses de nacida se le detectó cirrosis hepática en estado terminal. Pero hace un mes, las pruebas de compatibilidad determinaron que su padre Jaime Quiñones, un electricista de 26 años, iba a ser su salvador donándole dos segmentos de su hígado. “Doy gracias a Dios y a los doctores que asumieron el reto de operarla a pesar de su peso y su corta edad”, manifestó un emocionado padre que este domingo 21 vivirá sin duda un feliz Día del Padre.”
“Queman a una niña durante un ritual vudú en EE.UU.” Leo la noticia que dice que “La niña, de seis años, fue rociada con combustible por su madre y su abuela. Aunque niegan los hechos, podrían ir hasta 25 y 7 años a la cárcel, respectivamente. Una madre y una abuela, ambas residentes en Nueva York, fueron acusadas de prenderle fuego a una niña de seis años, durante la práctica de un ritual vudú. Luego de ser retenida durante toda una noche dentro de la casa de las denunciadas, fue otro familiar quien tuvo que convencerlas de llevar a la pequeña Frantzcia Saintil a un hospital. Ahí se reveló que sufrió secuelas emocionales y físicas como quemaduras en el 25 por ciento de su cuerpo, ya que la hicieron arder luego de rociarla con combustible. “Durante el desarrollo de una práctica de vudú haitiana, la madre de la niña es acusada de haber vertido intencionalmente un acelerador (de combustión) sobre el cuerpo de su joven hija, provocando que se viera envuelta en llamas”, indicó a través de un comunicado Richard Brown, ministro de Justicia del distrito de Queens, quien incluso afirmó que habría una filmación del hecho. Marié Lauradin, la madre, de nacionalidad haitiana y de 29 años de edad, negó las acusaciones, pero de ser hallada culpable podría ser sentenciada a una pena de 25 años de cárcel como máximo. Sin embargo el juez ya le impuso una fianza de 50 mil dólares. Mientras que la abuela, de 70 años, sería condenada máximo a 7 años. Ambas son acusadas de agredir y poner en peligro el bienestar de la niña.”
Tres padres que han donado parte de su ser físico para prolongar la vida de sus hijas en un 100%; una madre y una abuela que quemaron a una niña de 6 años en un 25% de su cuerpo. Qué tal paradoja ¿no?. Tres niñas que podrán escuchar los cuentos que sus padres les cuenten, tres niñas que podrán saber que sus padres son unos héroes; una niña que ya no creerá en ningún cuento y que tendrá la seguridad de que la figura paterna le es ajena y que no estuvo allí cuando había que protegerla. Tres niñas que llevarán toda su vida, de manera indeleble el amor de sus padres; una niña que llevará toda su vida, de manera indeleble, las cicatrices de la ausencia de la protección paterna.
Dejo de escribir este artículo, apago mi computadora y voy donde Sofía para asegurarme que no se haya destapado…
Es lunes 22 de junio, un día después del día del padre, leo noticias en mi computadora personal y me entero que el 20 de junio, el mismo día que Sofía me abrazaba un viernes antes del día del padre, una mujer de 26 años ha caído mal herida en una calle de Teherán al ser impactada por una bala perdida, ella se llamaba Neda Agha Soltan, murió en pocos minutos cuando la bala que le había impactado en el pecho le arrancó la vida, todo ello en presencia de su maestro de música.
Hoy, a una semana del día del padre, el padre del oficial de la Policía Felipe Bazán Solez, aún lo continua buscando en Bagua, no creo que exista un dolor más grande que el sentir a un hijo muerto sin ni siquiera saber que ha muerto realmente, dejando el resquicio de una esperanza tenue de encontrarlo vivo y carcomiendo la propia vida. En la angustia de este padre estará reflejada siempre la ausencia infinita que cada padre siente cuando la muerte nos sustrae un hijo.
Bueno, el ser padre implica la construcción diaria de una relación con un hijo; a un hijo lo vamos educando e instruyendo para ser bueno y coherente, lo que implica un respeto pleno de su libertad, sobre todo su libertad de elegir y elegir bien; el mundo cada vez más es un cambalache, de manera que enseñarle a un hijo a distinguir el bien del mal y a tomar decisiones lo más justas posibles es ya un buen comienzo, pero esa es una misión difícil, pues el cimiento es el ejemplo de la propia vida.

[1] Fuente: Perú21, edición viernes 19 de junio de 2008.