domingo, 30 de noviembre de 2008

La cereza del pastel


Ante una mesa servida en la que hay varios pasteles, todos sabrosos a juzgar por su apariencia, solemos poner los ojos ante lo más colorido, ante lo más brilloso y que casi siempre es delicioso; no es extraño que un niño pregunte tímidamente ¿qué es eso? señalando con su dedito ese frutito rojo intenso que, generalmente, todo coqueto está echadito de costado con su ramita marrón y casi siempre en un lecho de blanca crema chantilly, entonces, alguien con más experiencia le dice al niño esa es la “cereza del pastel”.

En una Corte Superior de Justicia, como la del Cusco, ser su Presidente despierta el interés de quienes, siendo sus vocales superiores, pueden aspirar legítimamente a ocupar ese importante cargo; la Presidencia de la Corte es, entonces, un motivo por el que muchos vocales superiores se sienten motivados a actuar para ser elegidos entre sus pares; dicho cargo implica el ejercicio de una responsabilidad directiva de administración y de representación institucional que pinta bien en toda hoja de vida; que para ejercerla quien lo logre queda suspendido, por dos años, del ejercicio de la función jurisdiccional, lo que implica estar alejado de la exposición a las quejas de los usuarios del servicio de justicia; el cargo también implica percibir, mientras se ejerza, una remuneración adicional a la que normal y regularmente recibe un Vocal Superior.

Una Corte de Justicia tiene tres grupos de personas, uno jurisdiccional, uno auxiliar jurisdiccional y otro administrativo. La selección e incorporación del primero no es responsabilidad de un Presidente de Corte y, considerando que una de las garantías de la función jurisdiccional que ejerce, es la independencia, no le permite ingerencia alguna sobre su trabajo, pues incluso cualquier falta de conducta funcional tiene su propio sistema de investigación y sanción; la administración del denominado personal auxiliar jurisdiccional sí es de su responsabilidad, pues le corresponde asignarlo a quien lo requiera y donde se requiera, este es el grupo de personal sobre el que un Presidente de Corte ejerce el poder que tiene; no está demás mencionar que también lo ejerce sobre su personal administrativo aunque con facultades limitadas, decimos limitadas en razón que, por ejemplo, no los puede despedir directamente.

El éxito o el fracaso de la responsabilidad de impartir justicia, reposa única y exclusivamente en la gestión del despacho judicial de parte de los jueces de paz letrados, de los jueces especializados o mixtos y de los vocales superiores; si acaso un Presidente de Corte desease ser parte de ese éxito debe preocuparse única y exclusivamente en las personas que se agrupan como auxiliares de justicia, como son los asistentes, secretarios, especialistas y técnicos, es decir, en aquellos que trabajan cuidando la validez del proceso, que es el instrumento con el que un juez decide el conflicto mediante una decisión justa que se refleja en la paz que se merece una comunidad.

La dotación de infraestructura informática al personal jurisdiccional y al auxiliar jurisdiccional, que es parte de la modernización del Poder Judicial, debe estar complementada por lograr que las personas que operen dicha infraestructura lo hagan de la manera más óptima. No admitir esto implicaría cifrar las esperanzas de la buena impartición de justicia en una infraestructura inerte, sin la comprensión que una Corte Superior de Justicia es una entidad compuesta e integrada de personas, cuya misión – espero se entienda – es la solución de problemas judiciales de otras personas. Entonces, si las personas que componen e integran una Corte Superior de Justicia no son atendidas, como clientes internos en los motivos que tengan para actuar, quien los dirija o, como gusta decir por allí, los administre o mande, no habrá logrado nada. Las personas que trabajan para una Corte Superior de Justicia o para cualquier otro empleador, tienen tres clases de necesidades: a) materiales, b) cognoscitivas y, c) afectivas. La primera se satisface, por ejemplo, con la remuneración que le permite atender sus necesidades corporales (alimentación, salud y vestido); la segunda con el conocimiento que una persona obtiene y que le permite cambiar la realidad y, la última sabiéndose querido como trabajador.

La primera necesidad no la puede satisfacer un Presidente de Corte y por ello, además, no debe ser juzgado en su gestión; la segunda necesidad sí puede ser satisfecha por el empleador, lo importante es definir cuál o cuáles son las necesidades cognoscitivas y convertirla en una práctica constante, para así brindarlas en la justa medida y, la tercera se traduce, principalmente en ser justo con el personal. Si damos lo segundo y lo tercero podremos pedir a las personas que trabajan para la Corte Superior, iniciativa, creatividad, ideas y lealtad e identificación, respectivamente.

Pero lo más difícil en el gobierno y dirección de personas es demostrar a estas que la entidad para la que trabajan son motivos que valen la pena lograr, para así motivar a las personas en efecto los logren, siendo lo más importante hacer realidad que las necesidades cognoscitivas, una vez logradas, tienen resultados intrínsecos y que la satisfacción de las necesidades afectivas logran resultados trascendentes. Si graficamos esto en un Secretario Judicial en materia civil, por ejemplo, tendríamos que decir que sus necesidades materiales le son satisfechas con la remuneración que se le paga; que sus necesidades cognoscitivas están satisfechas con la capacitación constante que obtiene de la que le brinda el empleador para que él sienta que el proceso a su cargo lo maneja de mejor manera, exento de todo atraso o vicio de nulidad imputable a él, lo que a final de cuentas, y sería lo ideal, produzca iniciativas y creatividad; y, por último, hacerlo partícipe, para así satisfacer su necesidad afectiva, de que su acción es trascendente por haber colaborado a solucionar un problema judicial con un alto grado de confiabilidad.

Entonces, un directivo (Presidente de Corte) debe ser un estratega, un ejecutivo y un líder. Será más lo primero si sólo se preocupa de lograr eficacia o resultados a cambio de una remuneración; será mas lo segundo si sólo se preocupa por utilizar a las personas que gobierna sólo en función de su capacidad; en cambio será más líder si se preocupa, además de lo anterior y con más énfasis en las necesidades cognoscitivas y afectivas, para así lograr hacer a la entidad más atractiva y unida, lo que es igual decir, más competitiva.

¿Quién será el próximo Presidente de la Corte Superior de Justicia de Cusco?, quien lo sea espero que esté a la altura de la responsabilidad, que sea alguien que haya dicho a sus electores cuál es su motivación, qué es lo que hará en el cargo y que en verdad se merezca la cereza del pastel, aunque esta más parezca la manzana de la discordia y que tal vez, ahora que lo pienso, estas líneas debieron haberse llamado así, “la manzana de la discordia”, pero eso es mitología y no estoy con el ánimo de importunar a los dioses recordándoles que la lucha por ese fruto dejó muertos y heridos en la eternidad del tiempo de los hombres.

sábado, 8 de noviembre de 2008

!YO TENGO UN SUEÑO¡


Todo hombre tiene sueños o un sueño en particular; muchos serán aquellos que consigan hacerlos realidad y serán reconocidos como hombres felices siempre que su sueño haya sido digno de llamarse bueno. A nadie se le condenará por no haber concretizado un sueño, lo que sí será reprochable es que no haya intentado conseguirlo.

Gandhi, luego de abandonar su futuro como abogado, se dedicó a conocer su país, la India, para darse cuenta de cuáles eran sus fortalezas y aquellas debilidades que permitieron que Inglaterra la mantenga en el colonialismo mercantilista, sometiéndola económicamente hasta anular su identidad; finalmente Gandhi logró mostrar a su pueblo sus fortalezas basadas en su identidad logrando, por ejemplo que los hindúes elaboren su propia ropa para lo que él mismo, premunido de una rueca actual símbolo en la bandera de la India, haga el hilo con el que se hacían las telas que vestía. Así, toda la India dejó de comprar la ropa inglesa e incluso quemó la que existía, de esta manera la inversión colonial de venta de tela inglesa no tuvo futuro. Luego de ello Gandhi realizó varias acciones, basadas en la no violencia, colectiva hasta obtener la independencia de la India que finalmente llegó el 15 de agosto de 1947. Pero lo que no pudo lograr Gandhi fue hacer que la India conviva, en libertad, con lo que actualmente es Pakistán, que era su sueño; lograda la libertad de la India y creada Pakistán, Gandhi fue muerto por un miembro de una secta India por muchas de las concesiones que hizo, en el proceso de independencia, hacia Pakistán. Pero lo cierto es que Gandhi vio a la India libre y logró hacerla libre, ese es un premio que el destino le había deparado, ver su sueño, será por ello que al recibir tres disparos de bala en el pecho que lo hirieron mortalmente, logró decir Rama, Rama, Rama. Esta misma fortuna la ha tenido Nelson Mandela cuando en 1994 fue presidente de su país, liberando de la segregación a los hombres negros que lo habitaban.

Martín Luther King, un líder de raza negra del siglo pasado, no vio su sueño hecho realidad, pero la grandeza de él fue que gritó su sueño, motivó a otros a que persistan en el camino hasta materializarlo, hasta hacerlo realidad; su grandeza radicó en lanzar su deseo al tiempo y al espacio para ser una estrella guía, como aquella que vieron los reyes magos hacia el pesebre donde había nacido la verdad y la palabra. Luther King dio su vida como el gran paso en la realización de un sueño trascendente.

El 28 de agosto de 1963, es decir, hace 48 años ya, Luther King pronunció un discurso que puso en evidencia que la declaración de independencia de los Estados Unidos de Norteamérica de 1776 aún no se había cumplido; esa declaración de independencia reza “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”, es decir, luego de 187 años de lograda la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, de 98 años desde que Lincon emancipara a los negros, en ese país seguía discriminando a los negros que, aunque libres, aún no tenían el pleno ejercicio de aquellos derechos de los que son titulares quienes somos “creados iguales”, los hombres de raza negra, al año que murió Luther King, seguían sin poder entrar a restaurantes para blancos; seguían sin poder ingresar a una universidad y utilizando baños públicos para negros.

En ese escenario es que Luther King tuvo su sueño y lo compartió lanzándolo al espacio y al tiempo, él dijo “Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad (...) Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación (...) Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”

Hemos seguido de cerca, gracias al internet y la televisión, la carrera de Barack Obama a la casa blanca, hemos escuchado el 4 de noviembre el discurso luego de su elección como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre un gobierno demócrata es bien recibido por países como el nuestro, aunque es cierto que ese país, como tal, nunca claudica en la defensa de sus intereses y endurece sus posiciones a nivel internacional, tal como está actualmente en medio oriente. La agenda de Obama es extensa en el plano internacional, pero en el ámbito más cercano al nuestro, Cuba sigue siendo un tema pendiente desde el gobierno demócrata de John F. Kennedy y tal vez haya llegado la hora de sincerar el tema; Venezuela será para Obama la oportunidad de hacerla como Cuba o de tratarla como a un país digno, aunque su gobierno deje mucho que desear, sin endurecer posiciones que muy bien pueden canalizarse para no crearse un frente innecesario.

Los Estados Unidos de Norteamérica le tiene, hoy en día, una deuda de confianza al mundo; el sistema capitalista del que es su abanderado y en función de la que articula sus relaciones con otros países y sectores privados de los mismos, ha sido instrumentalizado por las élites corruptas de dueños y directivos de empresas, creando créditos sin respaldo negociados a diestra y siniestra con la complicidad de quienes lo sabían y no dijeron nada, a cambio de ventajas económicas personales e individualistas que ahora todos debemos pagar; esa farsa es made in USA y por tanto de calidad, y como tal debe ser tratada.

Pero al margen de esta agenda y de estas esperanzas en un gobierno demócrata, liderado por quien ojala materialice el cambio que sustentó su campaña, el 4 de noviembre en Chicago, ante unas 70 mil personas, luego del discurso Barack Obama, ingresó su familia al estrado, así también ingresó su ya Vicepresidente Joe Biden y, junto a sus hijas, aparecieron otros niños blancos; en ese momento supe que el sueño de Luther King era realidad ”Tengo un sueño: que un día allá abajo (…) un día, justo allí (…) niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”.

El 20 de enero de 2009 la mano de un hombre negro se posará sobre la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, ese día Barack Obama, ante la expectativa del mundo, jurará el cargo de Presidente del país de la Constitución escrita más antigua del mundo, tal y conforme lo hizo George Washington, ese día y en ese momento el sueño de Luther King se habrá concretizado; descansa en paz Reverendo Martín Luther King, a los cuarenta años de haber sido muerto en Memphis, el muchacho ya está en la montaña.



jueves, 16 de octubre de 2008

AZOOSPERMIA


Existe una característica típica en el hombre y es su imperfección, quien es consciente de ello reconoce que es perfectible y allí radica su mayor fortaleza, lo que además implica asumir la condición humana; el día viernes 10 de octubre de 2008, en una sala de exposición del Convento de Santo Domingo, se inauguró la muestra de las creaturas artísticas de Jorge Flores Nájar llamada por él mismo y en persona, nada más ni nada menos “Azoospermia”.

La azoospermia es, para no complicarnos mucho, la “carencia considerable de espermatozoides” según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Jorge Flores Nájar ha dicho, en sus palabras al inaugurar su muestra, que el nombre que le puso implica reconocer que aún, artísticamente, es estéril y él tiene, al igual de quienes lo queremos, la esperanza de que pronto le venga la fertilidad plena para el goce del artista, lo que equivale a decir, cosa que esperamos, que las musas lo visiten y se instalen en su espíritu en una orgía creadora. Así, la azoospermia habrá sido, en Jorge Flores Nájar un buen comienzo, un recuerdo de la génesis, de la nada a la plenitud exitosa.

Yo conocí a Jorge Flores Nájar desde bebé, miento, lo vi aún desde cuando abultaba el vientre de su madre, mi tía Yemira, y lo recuerdo aún medio viscoso en su cuna de recién nacido, recuerdo también haber ayudado en alguna ocasión a mi primo hermano Miguelito, que siento es una estrella de Jorge, a cambiarle los pañales; lo recuerdo correteando todo crespito y morenito por su casa entre todos que éramos y somos mayores que él; lo recuerdo pintando, dibujando y ahora es que entiendo que el artista ya estaba asomando por entre todo y ante todo.

Si el artista nace o se hace, es seguramente una vieja discusión, yo particularmente pienso que nace y en función del encuentro con la vocación se va forjando día a día en esa perfección.

No sé mucho de pintura y de escultura, pero sí sé que ambas expresiones son arte y aspira a ser belleza, tal como sucede con la literatura, por ejemplo. Todo artista tiene un universo subjetivo de experiencias en el que va buscando elementos para su creación, en ese universo cuenta la alegría, la tristeza, la melancolía, la cólera, las frustraciones, los amigos, enemigos, las buenas y malas experiencias, el amor, el odio, la pasión, la indignación, la reflexión, la euforia; esas experiencias van calando en la sensibilidad del artista, van penetrando en él por los sus sentidos, la indiferencia no es algo que esté en el artista pues ello anularía su sensibilidad. Ay de todo aquél que sea indiferente o indolente a la realidad, a su entorno, a su medio, ese no hará nunca nada pudiendo hacerlo, el artista asume su realidad, asume su universo y se lanza a la creación esperando generar en el público, no sólo reconocimiento, sino la identificación con su expresión. ¿Alguien podría decir que no es una belleza el Para Elisa de Beethoven?, ¿la Gioconda de Leonardo?

Al ingresar a Azoospermia me dio la sensación de estar en el cerebro, en el corazón y en las entrañas del artista Jorge Flores Nájar, allí estaban unas pinturas y unas esculturas que daban testimonio de un mensaje del universo del artista joven. Muchas de esas obras quedarán, a partir de nuestras propias vivencias, en la retina de nuestros ojos, serán como aquellas botellas lanzadas al mar enviando un mensaje con la esperanza de un receptor.

Entre esas creaturas jóvenes de Flores Nájar, aunque considero que son mayores que él, me muevo libremente por la muestra artística, he sido atrapado junto a Franco – mi segundo hijo y sobrino de Jorge – por una mujer, que abriga un dolor y una realidad, una pasividad y una reflexión, una tranquilidad reposada sobre la realidad asentada en la dureza y la debilidad del soporte, a quien Jorge le ha dado la condición de “Viuda” compuesta de acero y madera policromada.

A Franco le gustó “La muerte de la disco”, compuesta de acero y madera, bella mujer, de sólidas formas y coquetería refleja, incrustada y ciega, de senos túrgidos y desafiantes, dispuesta a la vida nueva, llena de secretos, de repente sin luz, pero asentada en la realidad, al menos eso reflejan sus piernas. Esa expresión de solidez básica, de realismo también la apreciamos en Illapa, bella creatura roja con unas botas doradas básicas y sólidas, con una pequeña bolsa en la espalda para un camino largo y con pocos recursos pero de mirada de avance, sugiriendo que el camino por andar es para un largo aliento.

Bueno es saber que aún somos una sociedad que pare artistas, es que tal vez somos caóticos y necesitamos alguien que nos diga que incluso así como somos tenemos el derecho a ser felices a través de la belleza que nos es implícita y aunque seamos ciegos necios allí esta a través del tiempo, la belleza. Jorge Flores Ochoa, de quien Jorge Flores Nájar es un notable espermatozoide y que llegó a ser él, ha expresado al inaugurar la azoospermia de su hijo, de la que en parte es anónimo responsable, que ha sido testigo – en el calor del hogar – del proceso creativo, del trabajo constante, de la búsqueda del detalle, de la perfección y de la entrega para concluir que Jorge, el artista cuzqueño, está haciendo lo que realmente quiere, aunque el camino es largo, está haciendo lo que él quiere ¿habrá mayor dicha de saber que un hijo está haciendo lo que realmente quiere y que es feliz?. Un aplauso para el artista Jorge Flores Nájar “espermatozódico hacia el infinito”.

miércoles, 8 de octubre de 2008

“LAS ÓRDENES RAZONABLES”


Antoine de Saint-Exupéry escribió en su célebre “El Principito” que, “al rey le importaba antes que nada que su autoridad fuera respetada. No toleraba la desobediencia. Era un monarca absoluto. Pero como era bueno, daba órdenes razonables”.

A un autoritario, como era todo rey en la época del absolutismo, sólo le importa que sus órdenes sean cumplidas, sin reparar en lo razonable o no de las mismas, pero Saint-Exupéry resalta la calidad de bueno en aquél rey que, sin dejar de serlo, “daba órdenes razonables” y es por ello que en la misma obra dice “La autoridad se basa ante todo en la razón (…). Tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.”

¿Cuántas de aquellas órdenes que todos damos en nuestra vida familiar y algunos en la laboral son razonables?

Una decisión razonable es aquella que se toma en función de motivos atendibles, no reprochables por la mayoría de aquellos a quienes la decisión está dirigida y, además, porque todos terminan aceptándola debido a que en la práctica se demuestra, precisamente, que la razón o razones que la sustentan son válidas. Quien ejerza el poder y tome decisiones razonables, tendrá cada día una mayor legitimidad “adquirida por mérito” antes que por el origen de ese poder.

Lo más importante de una decisión razonable es su aceptación por quienes son sus destinatarios, pero esa aceptación debe ser de buena voluntad mas no por la imposición del poder, pues lo contrario sólo genera una represa de sentimientos adversos a quien lo ejerce que, tarde o temprano, le pasa la factura trascendiendo a la persona que dirige una entidad y, por consiguiente dañando a la entidad.

En toda organización lo más importante son las personas que le dan vida, quien no entienda esta regla de oro de la administración podrá consagrarse como jefe pero no como líder, podrá obtener resultados, pero no éxito, lo primero puede obtenerse sobre el cadáver de ilusiones y esperanzas, lo segundo no acepta esa posibilidad pues deslegitimaría el éxito que sólo se justifica cuando todos ganan. Recuerdo que Gandhi decía, contrariamente a lo que no sé si dijo Maquiavelo o Lenin, que había que cuidar los medios para justificar el fin.

El éxito, basado en la gestión y dirección personal de un líder, se consigue sobre la base de la acción de las personas a las que este provee de las condiciones necesarias para lograrlo, lo que además transita por el conocimiento de las fortalezas y debilidades de las personas que dirige. He aprendido, personalmente, que una estrella que marca el norte de toda gestión administrativa es tener presente que no puede hacerse a las personas que uno dirige, por más poder que uno tenga sobre ellas, aquello que a uno no le gustaría que le hagan, es evidente que esto no es sino un principio derivado del mandato más revolucionario de todos los tiempos “ama a tu prójimo como a ti mismo”

Cuando lo anterior está ausente, las órdenes no serán razonables, serán simples disposiciones que hay que acatar por el “principio de autoridad”, que es más explicable en un cuartel que en una organización civil donde a las personas no se les cuenta, sino que se les tiene en cuenta; en esas organizaciones verticales e inhumanas las órdenes se acatan por “las razones que da – o mejor dicho – que nunca da el poderoso”, aquél principio es algo inmutable y absoluto, por tanto autoritario, en tanto que las razones son, por propia definición dialéctica, dinámicas y por tanto difíciles de dar por quien ejerce el poder en forma absoluta. Las razones surgen de la experiencia, de la vida y los sentimientos, sobre las razones podemos fácilmente discutir, conciliar, reír, llorar y abrazarnos. Las órdenes no, las órdenes a secas cuentan con las personas a modo de suma y resta y disponen de ellas, generando rencor, resentimiento y sólo el llanto de la impotencia de saberse ordenado mas no guiado.

Las órdenes no razonables, se implementan con la política del látigo y la zanahoria que consiste en mostrar al caballo, delante de sus ojos, una zanahoria suspendida de una caña y montado en él, el jinete (jefe), le propina latigazos para que alcance algo que materialmente el caballo nunca podrá alcanzar.

Una forma de identificar la política del látigo y la zanahoria es como se achata la libertad de creación de las personas, sometiéndolas a observación o vigilancia, enviando de cuando en cuando a un trabajador a la congeladora o al ostracismo, como tributo al ejemplo de lo que le sucederá a quien ose no ir más en procura de la zanahoria o se rebele contra el látigo, eso no es más ni menos el castigo ejemplificador de la crucifixión romana que sembraba de crucifijos líneas de fronteras para que no sean traspasadas.

También se emiten una serie de prohibiciones, de normas a cumplir sí o sí, que terminan por generar resignación en el personal y el rumor estruendoso en contra del jefe que por los pasillos laborales puede ir escuchando el silencio de su fracaso; lo más deplorable de esas órdenes es que muchas veces son anónimas y en nombre de una autoridad que no se tiene, para lograr sabe el diablo qué objetivos que al ser desconocidos son sencillamente ilegítimos e intrascendentes.

Una empresa u organización se basa en la acción de personas adecuadamente conducidas hacia objetivos claros – no deseos que por ser tales son sólo eso, deseos – compartidos por todas las personas que la conforman, lo que transita por motivarlas adecuadamente, brindándoles además las condiciones para lograr los objetivos compartidos. En este escenario sólo caben las órdenes razonables, ¿las damos siempre?

Si algún día todos hiciésemos lo que nos corresponde hacer, pensando en todo aquello que buenamente queremos y en las personas que amamos, de seguro distinguiremos lo que no es honesto, lo que no es razonable y, sobre todo, a quienes son buenos, y daremos siempre, sin lugar a dudas, órdenes razonables y sabremos identificar a quienes no las dan, teniendo presente que éstos pueden llamarse presidente, gerente o jefe, que ejercen el poder mas no la autoridad, que es lo que uno se consigue momento a momento, día a día a través de las personas de quienes se gana, en función de la coherencia, el amor, el ejemplo y el respecto mediante lo que difícilmente se logra en esta vida y sobre lo que nunca debiéramos perder la esperanza de ser: ser personas.

Pero siempre padeceremos el autoritarismo que ejercen quienes no tienen autoridad, siempre padeceremos, en entidades públicas o privadas el ejercicio del poder abusiva y arbitrariamente; entonces no me queda otra cosa que recordar lo que Gandhi dijo “Cuando pierdo la esperanza, recuerdo que toda la historia el camino de la verdad y el amor siempre triunfó; han existido tiranos y asesinos y por un tiempo pueden parecer invencibles, pero al final siempre caen, piénsalo siempre …

sábado, 4 de octubre de 2008

El Hoyo y nosotros


Si vemos hacia atrás en la historia reciente de Latinoamérica, encontraremos que el pueblo, ante la carencia de cauces normales y democráticos, se desborda en la expresión de su voluntad y obliga a sus gobernantes a dimitir de sus cargos; Argentina, Ecuador y Bolivia son sólo los ejemplos más saltantes de esa verdad. En el Perú, a nivel de gobierno no hemos tenido esa experiencia, al menos desde 1980, pero es preocupante que cada vez más la población se esté desbordando en su forma de expresión, protagonizando episodios lamentables para la democracia.

Recordamos el caso de Ilave (Puno) cuyo pueblo, en una revuelta descontrolada, mató a su Alcalde. Hemos sido testigos, recientemente, de los sucesos de Oyón (Lima) en los que sus pobladores llevaron a su Alcalde a la plaza de la ciudad y lo obligaron a renunciar, antes de la renuncia el pueblo había tomado el local Municipal argumentando que el Alcalde no había cumplido sus promesas electorales de hacer obras, el pueblo se enfrentó a la policía y logró mantenerse en poder del local, luego su Alcalde, debe suponerse que para reestablecer la autoridad, recuperó el municipio y ante ello el pueblo nuevamente se organizó, violentamente recuperó el local y haciendo huir a la policía, condujo a su Alcalde a la plaza donde fue obligado, bajo amenaza de su vida, con dejar el cargo.

Si a este hecho reciente le sumamos aquellos protagonizados en Moquegua o en varios poblados de nuestra selva, no queda otra alternativa que preguntarse ¿qué es lo que está pasando?

Encuestas recientes arrojan un resultado preocupante respecto a la credibilidad de los dirigentes políticos actuales, esas mismas encuestas nos dicen que la credibilidad del gobierno también está por lo suelos; ya no es novedad que la credibilidad del poder ejecutivo y del poder legislativo ya no pintan; lo propio sucede con el poder judicial. En pocas palabras el Estado está desprestigiado, quienes lo dirigen y representan no gozan de credibilidad alguna y, finalmente, el Estado formal está deslegitimado.

Ese mismo desborde de Ilave o de Oyón puede tener réplicas mayores a otro niveles de gobierno o de los poderes del Estado, no es del caso decir que ellas incluso puede ser políticamente aprovechadas por algunos sectores; pero lo que sí debemos tener clara conciencia es que quienes tenemos la oportunidad de ocupar cargos públicos (en mi caso la magistratura) no debemos dar tregua ni posibilidad de avance al descrédito de nuestras entidades públicas, no debemos – desde ningún punto de vista – dar motivo para deslegitimar nuestra función; si acaso bajamos la guardia en nuestro comportamiento leal al deber y a la honestidad, estaremos dando lugar, sin duda alguna, a que la población, dirigida, planificada o espontáneamente ingrese, cualquier día, donde laboramos y busque despedirnos, así de simple, de nuestros empleos, al margen de las formas y modos legítimamente establecidos para ello, utilizando el lenguaje de la violencia.

El poder que reside en cada magistrado del Poder Judicial viene y tiene su origen en el pueblo, al menos eso es lo que dice la Constitución; el de un legislador igual viene del pueblo, lo propio en los alcaldes, en los regidores, en los presidentes regionales, sin dejar de mencionar al Presidente de la República quienes reciben el poder en forma directa y por voto popular.
La única forma de lograr legitimar los poderes y entidades del Estado, es el buen comportamiento de quienes lo representan e integran en cualquiera de sus niveles, cumpliendo el deber que implica y comprende cada una de las funciones públicas encomendadas, esa es la forma de cómo podemos evitar caer en el hoyo del desprecio e incomprensión del pueblo. Si acaso no lo hacemos, no nos quejemos luego que un mal día toquen a la puerta de nuestras oficinas y nos inviten a salir y ante tanto grito y violencia tengamos que salir, caballero nomás.

martes, 26 de agosto de 2008

“El momento más grave de la vida”

Toda persona puede expresar, al instante de la pregunta, cuál fue el momento más grave de su vida; yo diría, por ejemplo, sin vacilación que fue la noche de un dieciocho de diciembre de mil novecientos setenta y cinco, cuando mi madre me dijo que ya no tenía padre, que él había muerto. Ese, Vallejo, fue el momento más grave de la vida…

Existe un poema en prosa de César Vallejo llamado “el momento más grave de la vida”, es un poema abierto, de esos que te permite agregar lo que sientes, lo que piensas, lo que te duele, es un poema que se sabe completo con aquellas preguntas que el lector se hace y que él mismo responde. ¿Cuál fue el momento más grave de la vida, César?, tú respondiste sin vacilar en boca de otro que por tu puño y letra dijo “- El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú”. Ese otro fuiste tú maestro.

Dejemos que Georgette lo cuente. “Vallejo resuelve irse a Europa, pero quiere ver a los suyos y la tumba de su madre. Parte para Santiago de Chuco. Llega sólo para verse mezclado en un sangriento conflicto que ha degenerado en incendio. En un arrojo muy propio de él, se dirige como conciliador a los lugares del drama: su sola presencia le denuncia al juicio de las autoridades, parciales e incompetentes. Acusado como incendiario con diecinueve más, es buscado y finalmente detenido el 6 de noviembre de 1920 en la pequeña casa de campo de Antenor Orrego. Pese a las numerosas campañas en contra de la detención de Vallejo organizadas en Lima y en varias ciudades del país por escritores, artistas, intelectuales, estudiantes y amigos, no será liberado sino el 26 de febrero del año siguiente: 112 días de cárcel. “Aquella noche (la de su liberación) – nos informa Juan Espejo – no hubo en sus labios un solo reproche ni una queja ni una frase que delatara odiosidad contra sus detractores…” La Municipalidad de Trujillo ha convocado a un concurso con ocasión de la Proclamación de la Independencia nacional y Vallejo, que no ha cesado de leer y escribir en su celda, se lleva el segundo premio: 500 soles, (el primero ha sido declarado desierto) en diciembre” (de Vallejo, Georgette, apuntes biográficos sobre César Vallejo, en Vallejo Obra Poética Completa, Mosca Azul editores, Lima MCMLXXIV, T. III.).

Ese poemario difícil se llamó Trilce, en él me he metido estas noches tratando de una manera masoquista de ponerme en el lugar de César, en ese difícil lugar que debe ser la cárcel, aquél donde la libertad cobra recién sentido por su ausencia, por su inagotable nombre ausente. Ese lugar maldito César te hizo decir cosas duramente hermosas, cruelmente brillantes:

XVIII
Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
que sin remedio dan al mismo número.
(…)
Ah las paredes de la celda.
De ellas me duelen entretanto más
las dos largas que tienen esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurazos declives,
a un niño de la mano cada una.
Y sólo yo me voy quedando,
Con la diestra, que hace por ambas manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuando,
esta mayoría inválida de hombre

XXII
Es posible me persigan hasta cuatro
Magistrados vuelto. Es posible me juzguen pedro.
¡Cuatro humanidades justas juntas!
(…)
Si pues siempre salimos al encuentro
de cuanto entra por otro lado,
ahora, chirapado eterno y todo,
heme, de quien yo penda,
estoy de filo todavía. Heme!

L
El cancerbero cuatro veces
al día maneja su candado, abriéndonos
cerrándonos los esternones, en guiños
que entendemos perfectamente.
(…)
Por entre los barrotes pone el punto
fiscal, inadvertido, izándose en la falangita
del meñique,
a la pista de lo que hablo,
lo que como,
lo que sueño.
Quiere el corvino ya no hayan adentros,
y cómo nos duele esto que quiere el cancerbero.
Por un sistema de relojería, juega
el viejo inminente, pitagórico!
a lo ancho de las aortas. Y sólo
de tarde en noche, con noche
soslaya alguna su excepción de metal.
Pero, naturalmente,
siempre cumpliendo su deber.

LVIII
En la celda, en lo sólido, también
Se acurrucan los rincones.
Arreglo los desnudos que se ajan,
se doblan, se harapan.
(…)
El compañero de prisión comía el trigo
de las lomas, con mi propia cuchara,
cuando, a la mesa de mis padres, niño,
me quedaba dormido masticando.
(…)
Ya no reiré cuando mi madre rece
en infancia y en domingo, a las cuatro
de la madrugada, por los caminantes,
encarcelados,
enfermos
y los pobres.
(…)
En la celda, en el gas ilimitado
hasta redondearse en la condensación,
¿quién tropieza por afuera?

Esta bien que el Poder Judicial haya hecho un público desagravio a César Vallejo, “le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro”, por esa injusta privación de su libertad, derecho del que nadie debe ser privado sin que exista un motivo real, razonable y justo. Esta bien…

Pero igual de bien estará que quienes somos magistrados procuremos en todo momento llevar a cabo juzgamientos debidos, imponiendo condenas que priven a un hombre de su libertad sólo sobre la base de pruebas, pruebas que nos convenzan que un hombre es realmente culpable y que por tanto debe pagar el precio de su delito con el alto costo de su libertad. Estará bien …

Hay César, que bueno que escribiste antes del jueves y cuando aún estaba en el colegio, que “Existe un mutilado, no de un combate sino de un abrazo, no de la guerra sino de la paz. Perdió el rostro en el amor y no en el odio. Lo perdió en el curso normal de la vida y no en un accidente. Lo perdió en el orden de la naturaleza y no en el desorden de los hombres.” y que con voz alta casi a gritos nos dijiste que “Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento, para saborear esta emoción formidable, espontánea y reciente de la vida, que hoy, por la primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas”.

Que acepten nuestras disculpas esos césares… esos vallejos…

jueves, 21 de agosto de 2008

ESPERANDO A SOFIA

Siempre converso con Cecilia sobre esos días fríos y de tenue lluvia en el Cuzco, días en los que es lindo quedarse en casa o, de repente, salir en el auto a dar un paseo por la ciudad y ver como la Catedral y la Compañía de Jesús se van mojando y la Plaza de Armas adquiere un brillo de barniz natural y que si además teníamos suerte en esos paseos, podíamos atrapar la imagen de un arco iris y tal vez un poco de sol a través de esas nubes pesadamente grises; el olor a tierra mojada es siempre intenso y está grabado en nuestra memoria, será por eso que el Cuzco es, para nosotros, nuestro hogar.

Este año el frío fue particularmente intenso y, con sorpresa para nosotros, acompañado de algunas lluvias y hasta una fuerte nevada que nos llevó a dar una vuelta por la ciudad y llegar hasta Sacsayhuaman en compañía de mama Elena y de sus dos nietos; la explanada estaba cubierta de nieve y las imperecederas piedras tutelares daban un contraste en un escenario completo de la naturaleza y la expresión de nuestra cultura. Las fotos fueron imprescindibles y allí están para que las vean aquellos que nos sucedan.

Después de once años, Cecilia y yo - me olvidaba - también Javier y Franco, esperábamos la llegada de Sofía para el mes de setiembre, mes de la primavera. Ella nació, finalmente, el 24 de setiembre. Sofía es siempre un nombre que automáticamente nos lleva a su significado de sabiduría, hemos elegido ese nombre para nuestra hija porque ¿qué padres no desean que sus hijos tengan sabiduría hoy en día?. Sabiduría es lo que más le hace falta a las personas, aquella sabiduría que por encima de todas las cosas nos da prudencia en nuestros actos.

Mi hija nació, como no podía ser de otro modo, en el Cuzco, una ciudad con historia, llena de leyendas, mitos y biografías, admirada y persistentemente continua; ella crecerá en un ambiente de tradiciones cuzqueñas, de muchas fiestas religiosas, de procesiones, de bandas, de danzas y de reuniones familiares en fechas tradicionales; jugaremos al carnaval y comeremos el timpu, la llevaremos a la bendición del Tayta el lunes santo el próximo año (como lo hicimos con Javier y Franco), comerá empanadas de semana santa, rosquitas, suspiros, maicillos (espero que no se atore) y, de seguro, un guiso de duraznos; también la llevaremos al Corpus Christi, comerá el chiriuchu, un poco de chicha blanca, de repente gelatina de patas, chupará caña de azúcar, comerá muchas frutas, quizá le guste la achira; será criada con kiwicha, quinua, moraya, chuño, olluquito - con charqui eso sí -, la llevaré al mercado a tomar jugo (un especial); comeremos lechón, tamales y una huahua de pan; tomaremos desayunos con chocolate, nata pan huaro o chuta. Iremos al campo, haremos huatias, caminaremos por todos aquellos lugares de los que podemos estar orgullosos y en los que, con la bendición de Dios, aún se pueda respirar; seguro le contaré historias, le leeré cuentos e inventaré alguna historia para ver su asombro. Mi hija será cuzqueña hasta por los codos, heredera de familias asentadas en esta tierra del sol, compuesta de buenos hijos dignos de su madre. Mi hija tendrá una biografía que contar.

No sé si tu familia sea lo suficientemente buena para ti, que eres un angelito caído del cielo y prestadita por Dios nomás, en tú familia sentimos frío, alegría, tristeza, soledad, desaliento y alguna que otra falta de esperanza por allí, pero es la que esperó tu llegada con mucho amor y optimismo, es la familia que será tu primera escuelita.

Acabo de describirte, pequeña Sofía, la familia y el ambiente que te esperó y en el que ahora vives ya desde hace un mes; allí, en un lugar de la casa están los cajoncitos llenos de conjuntitos, gorritos, polquitos, camisetitas, mantitas, tetras y pañales de tela (nada que ver con los desechables, escaldan el popis, la colita como dicen los argentinos); allí también están el shampoo, el jabón, el talco de fécula de maíz, la toalla y la bañera; en un lugar preferente – al lado de mamá – está la cuna de madera que hizo el Tata y que cuidó el sueño de tus dos hermanos, cuna recién pintada, vestida con sábanas y colchita nuevas, bordadas con el hilo del tiempo y el amor de mamá, cuándo no. Te estuvimos esperado entre la alegría y la tensión natural de los avatares del nacimiento, estuvimos varias veces en el hospital para monitorear tus movimientos y latidos de tu corazón, temíamos complicaciones en tu nacimiento (mamá ya no está tan joven al igual que tu papá). Te cuento que cuando estaba yo en el hospital, atendieron una cesárea, salió primero el bebe y su padre, que estaba preocupado por la madre, salió a comprar un periódico porque le dijeron que había que esperar un poco hasta que saliera la madre, cuando de pronto una enfermera confundida me preguntó a mí, que estaba esperando que tu madre saliera de su control ¿es usted el padre de la cesárea? no, le dije, yo seré el padre de Sofía.

Bueno, llegaste el 24 de setiembre, no porque la naturaleza hablara sino porque ya estabas demasiado grande para un parto natural y sin riesgos, estuve allí el momento en que naciste y pude ver como una vez más Dios me sonríe, porque la vida es eso, todos los días una sonrisa de Dios y el milagro es, precisamente eso, la vida misma y lo maravilloso de ser y existir. Tu madre y yo te llamamos Sofía, con la aspiración de que llegues a tener la sabiduría necesaria para sobrevivir a los problemas de este mundo y a la rutina, pan de cada día, temas de los que bien habla esa Sofía que es Mafalda (la hija de Quino) y que espero entiendas, con o sin sopa, eso depende de ti. El mundo me preocupa mucho, como a Mafalda, a veces no lo entiendo pero comprendo sus problemas. Apenas he terminado de asumir la noticia de que en Rusia mataron a muchos niños, no entiendo como algo así puede suceder, ese será el mundo que deberemos cambiar Sofía, espero se pueda. Alguien me preguntó, como de cliché ¿qué quisieras que sea tu hija?, yo respondí de modo claro y convencido: MUJER, quiero y deseo que sea una mujer, que no asuma ningún feminismo de aquellos que consiste en parecerse cada vez más a los hombres, quiero que sea una mujer conciente de sí, que se asuma con la naturaleza que Dios le ha dado, que sea sincera, coherente, de principios, inteligente y con una capacidad inmensa de amar (espero que alguien esté criando un niño aspirando a que sea un hombre, sólo lo digo para que este mundo guarde equilibrio no más). Espero que mi hija Sofía pueda algún día decir y suscribir lo que leí escribió Rosa Montero: “Porque uno siempre es inocente cuando ama, siempre regresa a la misma edad emocional, al umbral de la eterna adolescencia. Pura y hermosa fui porque deseé y me desearon. El amor es una mentira, pero funciona”.

Escribo esta Carta a Sofía, como una oración para que ojalá algún día todos los niños vengan esperados por una familia y sean realmente el producto de una familia, que es aquella primera escuelita que debiéramos vivir hasta el cansancio, donde el juego sea lo único serio que haga un niño con las reglas del amor. Bueno Sofía, como dicen mis amigos de Sui Generis “... quizá porque no soy de la nobleza pueda nombrarte mi Reina y Princesa y hacerte coronas de papel de cigarrillo”.

Negra Amiga.

De la muerte, ¿qué se yo?.
Sé que un día de diciembre
mi madre me dijo que ya no tenía padre,
no comprendí la noticia,
pero siempre tuve frío;
pero nunca más tuve un regaño.
pero nunca más tuve un consejo.
pero nunca más tuve a mi padre.

La muerte sólo me dejó de él, su imagen,
más no me dejó su voz de aliento;
No sé que se siente crecer frente a un padre,
no sé que se siente no poder fallarle.

De la muerte, ¿qué se yo?. Eso...
es lo que yo sé de esa negra amiga.
de aquella negra sombra,
de quien no se libran ni sus amigos.

De cómo está vestida,
siempre dicen que de negro.

De cómo es que vive,
siempre dicen que entre nosotros.

Negra mala muerte,
cuando decidas tocarme,
no vengas de negro -es de mal gusto-
ven,
pero por favor ven
cuando mis niños sean hombres,
dame tiempo para delinear mi esperanza en ellos,
ven cuando ellos comprendan que nos tenemos que ir.

Mala amiga, ven cuando sea grande.

Una Vela

Había música en el fondo,
tenía entre mis manos un vaso,
alguien vino a mi mesa y prendió una vela silenciosa.

Esa vela se convirtió, esa noche, en mi compañera.
Ella estaba dispuesta a su fin, así, en silencio.
no pidió ser encendida,
no pidió iluminar,
pero allí estaba, prendida e iluminando...
consumiéndose ante mí.

Venía el viento y dañaba su intensidad,
ese viento que a veces, de cuando en cuando, también nos inclina.

A esta hora,
luego de haberla contemplado un tiempo,
veo que sus lágrimas se acumulan,
como en nuestros ojos cuando la vida nos pesa.

Entonces,
una lágrima desciende por su costado,
dejando atrás una herida,
como la que está en un costado del Nazareno,
en el madero cruel de la diaria muerte.

Ahora el viento viene,
y la vela lucha por estar encendida,
su lágrima se detiene en el descenso,
mi amiga siente frío,
el mismo frío que asoma nuestra mejillas
cuando nuestras lágrimas dejan su huella
y viene el viento que las seca.

De pronto, tomo valor y apago la vela...
Ella no siente más su herida, sus lágrimas se endurecen,
pero yo quedo con un frío en las mejillas,
mis lágrimas no se endurecen...
Qué alegría, estoy vivo... lloro,
y aún puedo beber un sorbo más.

Cierro mis ojos y aún está ella,
grabada en mi retina,
consumiéndose.
Qué alegría, está viva...

Diciembre 2001.

miércoles, 6 de agosto de 2008

A lápiz sobre un libro prestado

Ayer terminé de leer un libro que mi hijo Javier me prestó, en verdad resultó interesante y me atrapó en su texto de suspenso en el mundo de la investigación, un mundo en el que la escena del crimen, las pistas, las huellas y las deducciones conducen a resolver un determinado caso, poniendo ante los ojos del mundo a quién se atrevió a ofender a la sociedad quebrando la ley.

La verdad es que no debo ocuparme de contar la historia del libro, pues podría malograr el interés en él a quien lo desee leer, ni es objeto de estas líneas hacer una crítica literaria, a la que por supuesto soy ajeno, sino sólo trascribir y reflexionar sobre algunas de sus frases, esas frases que cuando se lee un texto interesante van discurriendo a través de la historia y que me permito atrapar con un lápiz tenue (tengan en cuenta que no era mi libro), para así volver a su texto – de aquí un buen tiempo y si me lo vuelven a prestar –, en esa pasión que muchos llaman releer y que a menudo ejerzo siempre a ciegas en los libros de mi biblioteca.

Reflexionando sobre esas frases atrapadas en la red del subrayado a lápiz, he logrado escribir este pequeño artículo que espero motive la lectura de “El enigma de París” de Pablo De Santis (Planeta, autores españoles e iberoamericanos, premio planeta – casamérica 2007. p. 281). Acabo de hablar con Javier, el dueño del libro, y él me dice que lo compró debido a una de esas tantas botellas arrojadas al mar por el hereje impenitente (www.elherejeimpenitente.blogspot.com en un ingreso de febrero de 2007); bueno, Javier no sólo compró el libro, sino que además lo tiene autografiado por el autor.

Esas frases, relacionadas con el mundo de la investigación del crimen son las siguientes:

1. “Investigadores y zapateros ven el mundo desde abajo, y unos y otros se ocupan de los pasos humanos en el momento en que estos se desvían del camino” (p. 11).

2. “Me gusta sentir como en un mundo desordenado pero previsible se abría paso un razonamiento ordenado, pero del todo imprevisible” (p. 13).

3. “ninguno de nosotros conocía el idioma de la derrota, porque cualquier cosa que sucediera durante el aprendizaje, aun las malas, formaba parte de una experiencia que ansiábamos tener, de manera que solo se nos podría amenazar con el curso normal de la vida, con el ejercicio del derecho, con la paternidad responsable, con ir a la cama temprano” (p. 17).

4. “En todas las ciudades, la estadística de suicidios es fija, y no responde ni a cuestiones económicas ni a hechos históricos, es una enfermedad de la ciudad misma, no de los individuos” (p.19)

5. “resolvía el caso de tal manera que no parecía estar hablando solo de ese criminal en particular, sino de la especie humana” (p. 22)

6. “Un asesinato siempre es un caso de “cuarto cerrado”. Ese cuarto cerrado es la mente del criminal” (p. 32)
7. “Sé, por experiencia propia, que nadie es aquello que quiso ser: todos aspirábamos a otra cosa distinta, un ideal que no quisimos manchar acercándolo a la vida real (…) El destino se alimenta del error; la gloria, del arrepentimiento” (p. 131).

8. “Uno nunca tiene los libros que necesita: tiene de más o de menos” (p. 153)

9. “Rodeado de libros peligrosos como estoy, creo que nuestra única esperanza está en olvidar la cita que alguna vez leímos y que nos llevará a la perdición” (p. 154).

10. “Es más fácil trabajar con gente que no tiene nombre; ¿sabe? Así uno se olvida de que caminaron por la tierra, de que alguien los engendró, de que alguien nota su ausencia en una mesa, en una cama” (p. 189).

11. “En nuestro oficio, es el resentimiento lo que mejor se conserva” (p. 190)

12. “pero los detectives nos empeñamos en saber la verdad, y cuando la descubrimos ya no nos pertenece. Son los otros hombres, los policías, los abogados, los periodistas, los jueces, los que deciden qué hacer con esa verdad” (p. 198)

Esas frases en El enigma de París, son aquellas que subrayé porque me parecieron impresionantes, en esas frases se pueden esconder coincidencias o discrepancias con el autor o, simplemente, motivos para pensar, llorar o reír, depende de cómo uno esté hecho para este mundo o cuál es el estado de ánimo con el que se leyó el libro. En esas frases puede ser que hoy no encuentre ninguna respuesta o ninguna pregunta y tal vez mañana sí las encuentre.

En todo libro uno siempre encontrará una razón o un motivo para pensar, cada libro implica ingresar a un mundo muchas veces impensado para nosotros, las formas, los estilos, la trama, los personajes y su mundo son, en esencia, un escenario en el que nos vemos involucrados, sea porque nos identificamos con un personaje, o respecto del que podemos sentir animadversión u odio; en cada libro reside algo de nuestras vidas hechas de sueños y golpes de la realidad, en cada libro existe algo que hubiésemos querido hacer o ser. En fin, espero que estas breves líneas dejen en claro que me presté un libro, en él dejé unas tenues líneas a lápiz que espero volver a leer en algún momento y sobre las que encontraré esas frases arbitrariamente escogidas, que a mí mi hicieron pensar algo o que despertaron un sentimiento determinado, puede ser que de aquí un tiempo no signifiquen nada pero en todo caso hará que vuelva mis pasos detrás de una coincidencia o discrepancia. No he querido pensar sobre ellas y muchos menos escribir, puesto que ello me haría prisionero del texto, prefiero que estén allí para ver cómo es que mi pensamiento evoluciona o involuciona, son esas frase en todo caso un referente y nada más, un punto en el que en algún momento me detuve.

De todas me quedo con una de esas frases “La ciencia ya no es un conjunto de respuestas, sino un exterminio de las preguntas” (p. 238). Es cierto, la ciencia está acabando por responder hasta el por qué utilizó anteojos, hasta el por qué alguien morirá de alguna de esas enfermedades escritas en nosotros mismos, cada vez hay menos sombras a la luz de la ciencia, cada vez hay tanta luz que pronto Peter Pan no podrá coser su traviesa sombra.

Espero que la ciencia algún día me diga por qué subraye esas frases a lápiz en un libro prestado.

domingo, 3 de agosto de 2008

Gerania

Cuento

A quien no gritó ni guardó silencio

Su madre debía ir a cuidar la plantación que su padre había hecho a medias con el dueño de un terreno que estaba a una media hora de camino a pie, desde su pequeña casita de madera ubicada en algún sector de la montaña; Gerania decidió ayudar a su madre llevando una bolsa con algunas cosas para que pase la noche fuera de casa; caminó con ella unos siete minutos durante los que recibió algunos encargos pequeños como preparar el mate para su padre, servir la comida que ya estaba preparada y que por la mañana, tempranito, suelte a las gallinas y los patos y prepare el desayuno; para ese entonces, ya estaría su madre de regreso; ella tenía seis años y su madre sabía que la oscuridad de la noche le daba miedo y le dijo que ya volviera a casa sin percatarse que la manito de Gerania, desde que salieron de su casita, en la medida que la fuerza de sus deditos lo permitían, se asía muy fuerte de la muñeca de la mano que su madre tenía tensa por el peso de la bolsa que cargaba.

El camino era visible y la vegetación se había tornado gris porque era una noche de luna llena, los ruidos que hacían los insectos que de día eran invisibles se presentaron en la cabecita de Gerania, dándole un miedo tal que a mitad de camino empezó a correr para llegar pronto al claro donde estaba su casita; antes de ingresar sintió un ruido que la asustó, sin embargo, luego se dio cuenta que era el sonido que provenía de las herramientas que su padre, que acababa de llegar, había dejado caer al suelo. Gerania podía sentir, como siempre, que su padre había bebido al final de la jornada de trabajo en la chacra. Era la mayor de tres hermanos que ahora correteaban en el interior de la casita de madera, cada uno con un calzoncito y un polito que dejaba ver sus ombligos en sus barriguitas hinchadas; sirvió la comida a sus hermanitos, como le había indicado su madre y dejó, enfriando, el mate para su padre en un jarro viejo de metal con porcelana blanca tal y como había visto que su madre lo hacía siempre, su padre no entró a la casa sino hasta que terminaron de comer.

Luego de entrar, su padre se sentó a la mesa en la única banca larga de madera que había en la habitación, se había lavado la cara y de su cabello aún goteaba el sudor, quejándose de un dolor en la espalda fue sorbiendo el mate y luego cruzó sus brazos poniéndolos encima de la mesa para quedarse dormido durante un buen rato. Gerania advirtió que su padre estaba, más que borracho, cansado; jugó con sus hermanitos, éstos al igual que ella estaban sumamente cansados pues todo el día jugaban corriendo de aquí para allá en el campo libre; Gerania acomodó a sus hermanitos encima de una tarima que apenas tenía una manta y en la que dormían los tres todas las noches; ella aún se dio fuerzas para colocar otra vela y arreglar sus cosas para ir a la escuela, su padre roncaba ruidosamente, pese a ello hizo el deber que le había dejado la profesora de hacer una composición sobre la primavera. Cansada, salió de la casita, verificó que las gallinas y los patos estuviesen en sus corrales, fue al silo y atendió sus necesidades, la profesora les había hablado a ella y a sus compañeritas de aula lo importante que es la higiene en una mujercita; en la medida de sus posibilidades trataba de estar limpia y cuidar su poquita ropa. Volvió a la casita, cerró la puerta con la tranca de madera de siempre y ya descalza fue a subirse a la tarima en la que dormía con sus hermanitos, el calor de la montaña hacía que durmiesen ligeros y separaditos pues la temperatura aumentaba en ese tiempo; el padre de Gerania seguía roncando. Ya eran las diez y media de la noche y Gerania, que dormía profundamente, sintió que unas manos la cogieron por debajo de los brazos y despierta ya se dio cuenta que eran las de su padre y aún sin entender la razón, se vio luego puesta de pie al lado de la tarima para ser bruscamente tumbada al piso de madera por la fuerza irresistible de las manos de su padre; el miedo que ya se había apoderado de ella sólo le permitía preguntarse qué es lo que pasaba, pues aún no tenía idea de lo se alojaría en su memoria para siempre, ¡y pensar que no gritó para que sus hermanitos no despierten¡; su padre, que estaba arrodillado ante ella tendida en el suelo y fuertemente sujetada por aquella fuerza incomprensible precedida de un rostro desconocido hasta esa noche, la despojó de su calzoncito, sin violencia; Gerania aún no comprendía lo que pasaba y sólo sintió cuando un fuerte dolor la quebró por dentro, y su padre, sin importarle el ay entre los labios de Gerania, su hija, continuo salvajemente rompiendo su inocencia. La niña quedó tendida, llorando en silencio, sus bracitos habían quedado como clavados en el suelo, de sus labios curvos de llanto pendía la saliva sucia del grito ausente, entre sus piernitas estaba su sexito que la profesora le había dicho debía mantener siempre limpio, allí estaba el agudo dolor y la humedad de semen y sangre que discurría entre sus piernas; no durmió, quedó allí muerta de dolor pensando que así tal vez era como debían ser las cosas.

Todo esto se leía entre las líneas del expediente; allí estaban los documentos médicos que daban cuenta del hecho; la denuncia de la madre de Gerania ante la Policía y, como siempre, fue la profesora de aula quien se enteró primero del hecho contado por la propia Gerania con la ingenuidad de su inocencia, y la ausencia de comprensión de lo que había sucedido; allí estaban también la declaraciones del padre que reconocía los hechos tal y conforme fueron contados. Había llegado el momento del juzgamiento, el padre de Gerania aceptó su responsabilidad en el hecho ante el Tribunal que juzgaba el caso, su abogado alegó lo que correspondía a su defensa y cuando se le preguntó, antes de dictarse la sentencia, si tenía algo más que agregar en su defensa, sacó de su bolsillo la fotografía de él con su familia, la puso en la mesa del Tribunal, retrocedió un paso y se arrodilló, como lo había hecho ante Gerania esa noche negra de su vida y pidió perdón, diciendo que sus hijos estaban desamparados; el Magistrado encargado de la dirección del caso, le dijo que se arrodillase sólo ante Dios – si creía en él – y, mirando la foto en la que aparecían Gerania y sus hermanitos en compañía de sus padres, le expresó que, precisamente por esa familia es que nunca debió haber violado a su hija. La sentencia fue leída, el padre de Gerania supo, entonces, a sus cuarenta y siete años, que le esperaba la eternidad de la cárcel en compañía de los barrotes de su conciencia, y que no saldría de ella para ver la vida de Gerania, ni la de sus hijos.

Gerania que sabía que su padre estaba en la cárcel por lo que le había hecho, comprendió que el daño era terrible y siempre pensaba en la noche que vio el rostro malvado de su padre. Un día más y ya había terminado de servir la comida a sus hermanitos, luego de guardar sus gallinas y los patos descansaba sentadita en el segundo peldaño de la escalera que conducía a la puerta de su casita; por la ventana se proyectaba la luz de la vela encendida en el interior, esta vez las herramientas de su padre no darían cuenta de su presencia, allí estaba la senda por la que volvió esa noche y por la que su madre había tenido que partir nuevamente hoy, la noche le seguiría dando miedo por el resto de su vida, pero ahora no sabía si ingresar a su casita de madera, ésta también le daba miedo, allí fue donde su padre se arrodilló ante ella y vio su rostro desconocido.