domingo, 30 de noviembre de 2008

La cereza del pastel


Ante una mesa servida en la que hay varios pasteles, todos sabrosos a juzgar por su apariencia, solemos poner los ojos ante lo más colorido, ante lo más brilloso y que casi siempre es delicioso; no es extraño que un niño pregunte tímidamente ¿qué es eso? señalando con su dedito ese frutito rojo intenso que, generalmente, todo coqueto está echadito de costado con su ramita marrón y casi siempre en un lecho de blanca crema chantilly, entonces, alguien con más experiencia le dice al niño esa es la “cereza del pastel”.

En una Corte Superior de Justicia, como la del Cusco, ser su Presidente despierta el interés de quienes, siendo sus vocales superiores, pueden aspirar legítimamente a ocupar ese importante cargo; la Presidencia de la Corte es, entonces, un motivo por el que muchos vocales superiores se sienten motivados a actuar para ser elegidos entre sus pares; dicho cargo implica el ejercicio de una responsabilidad directiva de administración y de representación institucional que pinta bien en toda hoja de vida; que para ejercerla quien lo logre queda suspendido, por dos años, del ejercicio de la función jurisdiccional, lo que implica estar alejado de la exposición a las quejas de los usuarios del servicio de justicia; el cargo también implica percibir, mientras se ejerza, una remuneración adicional a la que normal y regularmente recibe un Vocal Superior.

Una Corte de Justicia tiene tres grupos de personas, uno jurisdiccional, uno auxiliar jurisdiccional y otro administrativo. La selección e incorporación del primero no es responsabilidad de un Presidente de Corte y, considerando que una de las garantías de la función jurisdiccional que ejerce, es la independencia, no le permite ingerencia alguna sobre su trabajo, pues incluso cualquier falta de conducta funcional tiene su propio sistema de investigación y sanción; la administración del denominado personal auxiliar jurisdiccional sí es de su responsabilidad, pues le corresponde asignarlo a quien lo requiera y donde se requiera, este es el grupo de personal sobre el que un Presidente de Corte ejerce el poder que tiene; no está demás mencionar que también lo ejerce sobre su personal administrativo aunque con facultades limitadas, decimos limitadas en razón que, por ejemplo, no los puede despedir directamente.

El éxito o el fracaso de la responsabilidad de impartir justicia, reposa única y exclusivamente en la gestión del despacho judicial de parte de los jueces de paz letrados, de los jueces especializados o mixtos y de los vocales superiores; si acaso un Presidente de Corte desease ser parte de ese éxito debe preocuparse única y exclusivamente en las personas que se agrupan como auxiliares de justicia, como son los asistentes, secretarios, especialistas y técnicos, es decir, en aquellos que trabajan cuidando la validez del proceso, que es el instrumento con el que un juez decide el conflicto mediante una decisión justa que se refleja en la paz que se merece una comunidad.

La dotación de infraestructura informática al personal jurisdiccional y al auxiliar jurisdiccional, que es parte de la modernización del Poder Judicial, debe estar complementada por lograr que las personas que operen dicha infraestructura lo hagan de la manera más óptima. No admitir esto implicaría cifrar las esperanzas de la buena impartición de justicia en una infraestructura inerte, sin la comprensión que una Corte Superior de Justicia es una entidad compuesta e integrada de personas, cuya misión – espero se entienda – es la solución de problemas judiciales de otras personas. Entonces, si las personas que componen e integran una Corte Superior de Justicia no son atendidas, como clientes internos en los motivos que tengan para actuar, quien los dirija o, como gusta decir por allí, los administre o mande, no habrá logrado nada. Las personas que trabajan para una Corte Superior de Justicia o para cualquier otro empleador, tienen tres clases de necesidades: a) materiales, b) cognoscitivas y, c) afectivas. La primera se satisface, por ejemplo, con la remuneración que le permite atender sus necesidades corporales (alimentación, salud y vestido); la segunda con el conocimiento que una persona obtiene y que le permite cambiar la realidad y, la última sabiéndose querido como trabajador.

La primera necesidad no la puede satisfacer un Presidente de Corte y por ello, además, no debe ser juzgado en su gestión; la segunda necesidad sí puede ser satisfecha por el empleador, lo importante es definir cuál o cuáles son las necesidades cognoscitivas y convertirla en una práctica constante, para así brindarlas en la justa medida y, la tercera se traduce, principalmente en ser justo con el personal. Si damos lo segundo y lo tercero podremos pedir a las personas que trabajan para la Corte Superior, iniciativa, creatividad, ideas y lealtad e identificación, respectivamente.

Pero lo más difícil en el gobierno y dirección de personas es demostrar a estas que la entidad para la que trabajan son motivos que valen la pena lograr, para así motivar a las personas en efecto los logren, siendo lo más importante hacer realidad que las necesidades cognoscitivas, una vez logradas, tienen resultados intrínsecos y que la satisfacción de las necesidades afectivas logran resultados trascendentes. Si graficamos esto en un Secretario Judicial en materia civil, por ejemplo, tendríamos que decir que sus necesidades materiales le son satisfechas con la remuneración que se le paga; que sus necesidades cognoscitivas están satisfechas con la capacitación constante que obtiene de la que le brinda el empleador para que él sienta que el proceso a su cargo lo maneja de mejor manera, exento de todo atraso o vicio de nulidad imputable a él, lo que a final de cuentas, y sería lo ideal, produzca iniciativas y creatividad; y, por último, hacerlo partícipe, para así satisfacer su necesidad afectiva, de que su acción es trascendente por haber colaborado a solucionar un problema judicial con un alto grado de confiabilidad.

Entonces, un directivo (Presidente de Corte) debe ser un estratega, un ejecutivo y un líder. Será más lo primero si sólo se preocupa de lograr eficacia o resultados a cambio de una remuneración; será mas lo segundo si sólo se preocupa por utilizar a las personas que gobierna sólo en función de su capacidad; en cambio será más líder si se preocupa, además de lo anterior y con más énfasis en las necesidades cognoscitivas y afectivas, para así lograr hacer a la entidad más atractiva y unida, lo que es igual decir, más competitiva.

¿Quién será el próximo Presidente de la Corte Superior de Justicia de Cusco?, quien lo sea espero que esté a la altura de la responsabilidad, que sea alguien que haya dicho a sus electores cuál es su motivación, qué es lo que hará en el cargo y que en verdad se merezca la cereza del pastel, aunque esta más parezca la manzana de la discordia y que tal vez, ahora que lo pienso, estas líneas debieron haberse llamado así, “la manzana de la discordia”, pero eso es mitología y no estoy con el ánimo de importunar a los dioses recordándoles que la lucha por ese fruto dejó muertos y heridos en la eternidad del tiempo de los hombres.

sábado, 8 de noviembre de 2008

!YO TENGO UN SUEÑO¡


Todo hombre tiene sueños o un sueño en particular; muchos serán aquellos que consigan hacerlos realidad y serán reconocidos como hombres felices siempre que su sueño haya sido digno de llamarse bueno. A nadie se le condenará por no haber concretizado un sueño, lo que sí será reprochable es que no haya intentado conseguirlo.

Gandhi, luego de abandonar su futuro como abogado, se dedicó a conocer su país, la India, para darse cuenta de cuáles eran sus fortalezas y aquellas debilidades que permitieron que Inglaterra la mantenga en el colonialismo mercantilista, sometiéndola económicamente hasta anular su identidad; finalmente Gandhi logró mostrar a su pueblo sus fortalezas basadas en su identidad logrando, por ejemplo que los hindúes elaboren su propia ropa para lo que él mismo, premunido de una rueca actual símbolo en la bandera de la India, haga el hilo con el que se hacían las telas que vestía. Así, toda la India dejó de comprar la ropa inglesa e incluso quemó la que existía, de esta manera la inversión colonial de venta de tela inglesa no tuvo futuro. Luego de ello Gandhi realizó varias acciones, basadas en la no violencia, colectiva hasta obtener la independencia de la India que finalmente llegó el 15 de agosto de 1947. Pero lo que no pudo lograr Gandhi fue hacer que la India conviva, en libertad, con lo que actualmente es Pakistán, que era su sueño; lograda la libertad de la India y creada Pakistán, Gandhi fue muerto por un miembro de una secta India por muchas de las concesiones que hizo, en el proceso de independencia, hacia Pakistán. Pero lo cierto es que Gandhi vio a la India libre y logró hacerla libre, ese es un premio que el destino le había deparado, ver su sueño, será por ello que al recibir tres disparos de bala en el pecho que lo hirieron mortalmente, logró decir Rama, Rama, Rama. Esta misma fortuna la ha tenido Nelson Mandela cuando en 1994 fue presidente de su país, liberando de la segregación a los hombres negros que lo habitaban.

Martín Luther King, un líder de raza negra del siglo pasado, no vio su sueño hecho realidad, pero la grandeza de él fue que gritó su sueño, motivó a otros a que persistan en el camino hasta materializarlo, hasta hacerlo realidad; su grandeza radicó en lanzar su deseo al tiempo y al espacio para ser una estrella guía, como aquella que vieron los reyes magos hacia el pesebre donde había nacido la verdad y la palabra. Luther King dio su vida como el gran paso en la realización de un sueño trascendente.

El 28 de agosto de 1963, es decir, hace 48 años ya, Luther King pronunció un discurso que puso en evidencia que la declaración de independencia de los Estados Unidos de Norteamérica de 1776 aún no se había cumplido; esa declaración de independencia reza “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”, es decir, luego de 187 años de lograda la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, de 98 años desde que Lincon emancipara a los negros, en ese país seguía discriminando a los negros que, aunque libres, aún no tenían el pleno ejercicio de aquellos derechos de los que son titulares quienes somos “creados iguales”, los hombres de raza negra, al año que murió Luther King, seguían sin poder entrar a restaurantes para blancos; seguían sin poder ingresar a una universidad y utilizando baños públicos para negros.

En ese escenario es que Luther King tuvo su sueño y lo compartió lanzándolo al espacio y al tiempo, él dijo “Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad (...) Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación (...) Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”

Hemos seguido de cerca, gracias al internet y la televisión, la carrera de Barack Obama a la casa blanca, hemos escuchado el 4 de noviembre el discurso luego de su elección como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre un gobierno demócrata es bien recibido por países como el nuestro, aunque es cierto que ese país, como tal, nunca claudica en la defensa de sus intereses y endurece sus posiciones a nivel internacional, tal como está actualmente en medio oriente. La agenda de Obama es extensa en el plano internacional, pero en el ámbito más cercano al nuestro, Cuba sigue siendo un tema pendiente desde el gobierno demócrata de John F. Kennedy y tal vez haya llegado la hora de sincerar el tema; Venezuela será para Obama la oportunidad de hacerla como Cuba o de tratarla como a un país digno, aunque su gobierno deje mucho que desear, sin endurecer posiciones que muy bien pueden canalizarse para no crearse un frente innecesario.

Los Estados Unidos de Norteamérica le tiene, hoy en día, una deuda de confianza al mundo; el sistema capitalista del que es su abanderado y en función de la que articula sus relaciones con otros países y sectores privados de los mismos, ha sido instrumentalizado por las élites corruptas de dueños y directivos de empresas, creando créditos sin respaldo negociados a diestra y siniestra con la complicidad de quienes lo sabían y no dijeron nada, a cambio de ventajas económicas personales e individualistas que ahora todos debemos pagar; esa farsa es made in USA y por tanto de calidad, y como tal debe ser tratada.

Pero al margen de esta agenda y de estas esperanzas en un gobierno demócrata, liderado por quien ojala materialice el cambio que sustentó su campaña, el 4 de noviembre en Chicago, ante unas 70 mil personas, luego del discurso Barack Obama, ingresó su familia al estrado, así también ingresó su ya Vicepresidente Joe Biden y, junto a sus hijas, aparecieron otros niños blancos; en ese momento supe que el sueño de Luther King era realidad ”Tengo un sueño: que un día allá abajo (…) un día, justo allí (…) niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”.

El 20 de enero de 2009 la mano de un hombre negro se posará sobre la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, ese día Barack Obama, ante la expectativa del mundo, jurará el cargo de Presidente del país de la Constitución escrita más antigua del mundo, tal y conforme lo hizo George Washington, ese día y en ese momento el sueño de Luther King se habrá concretizado; descansa en paz Reverendo Martín Luther King, a los cuarenta años de haber sido muerto en Memphis, el muchacho ya está en la montaña.