Todo hombre tiene sueños o un sueño en particular; muchos serán aquellos que consigan hacerlos realidad y serán reconocidos como hombres felices siempre que su sueño haya sido digno de llamarse bueno. A nadie se le condenará por no haber concretizado un sueño, lo que sí será reprochable es que no haya intentado conseguirlo.
Gandhi, luego de abandonar su futuro como abogado, se dedicó a conocer su país, la India, para darse cuenta de cuáles eran sus fortalezas y aquellas debilidades que permitieron que Inglaterra la mantenga en el colonialismo mercantilista, sometiéndola económicamente hasta anular su identidad; finalmente Gandhi logró mostrar a su pueblo sus fortalezas basadas en su identidad logrando, por ejemplo que los hindúes elaboren su propia ropa para lo que él mismo, premunido de una rueca actual símbolo en la bandera de la India, haga el hilo con el que se hacían las telas que vestía. Así, toda la India dejó de comprar la ropa inglesa e incluso quemó la que existía, de esta manera la inversión colonial de venta de tela inglesa no tuvo futuro. Luego de ello Gandhi realizó varias acciones, basadas en la no violencia, colectiva hasta obtener la independencia de la India que finalmente llegó el 15 de agosto de 1947. Pero lo que no pudo lograr Gandhi fue hacer que la India conviva, en libertad, con lo que actualmente es Pakistán, que era su sueño; lograda la libertad de la India y creada Pakistán, Gandhi fue muerto por un miembro de una secta India por muchas de las concesiones que hizo, en el proceso de independencia, hacia Pakistán. Pero lo cierto es que Gandhi vio a la India libre y logró hacerla libre, ese es un premio que el destino le había deparado, ver su sueño, será por ello que al recibir tres disparos de bala en el pecho que lo hirieron mortalmente, logró decir Rama, Rama, Rama. Esta misma fortuna la ha tenido Nelson Mandela cuando en 1994 fue presidente de su país, liberando de la segregación a los hombres negros que lo habitaban.
Martín Luther King, un líder de raza negra del siglo pasado, no vio su sueño hecho realidad, pero la grandeza de él fue que gritó su sueño, motivó a otros a que persistan en el camino hasta materializarlo, hasta hacerlo realidad; su grandeza radicó en lanzar su deseo al tiempo y al espacio para ser una estrella guía, como aquella que vieron los reyes magos hacia el pesebre donde había nacido la verdad y la palabra. Luther King dio su vida como el gran paso en la realización de un sueño trascendente.
El 28 de agosto de 1963, es decir, hace 48 años ya, Luther King pronunció un discurso que puso en evidencia que la declaración de independencia de los Estados Unidos de Norteamérica de 1776 aún no se había cumplido; esa declaración de independencia reza “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”, es decir, luego de 187 años de lograda la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica, de 98 años desde que Lincon emancipara a los negros, en ese país seguía discriminando a los negros que, aunque libres, aún no tenían el pleno ejercicio de aquellos derechos de los que son titulares quienes somos “creados iguales”, los hombres de raza negra, al año que murió Luther King, seguían sin poder entrar a restaurantes para blancos; seguían sin poder ingresar a una universidad y utilizando baños públicos para negros.
En ese escenario es que Luther King tuvo su sueño y lo compartió lanzándolo al espacio y al tiempo, él dijo “Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad (...) Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación (...) Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”
Hemos seguido de cerca, gracias al internet y la televisión, la carrera de Barack Obama a la casa blanca, hemos escuchado el 4 de noviembre el discurso luego de su elección como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Siempre un gobierno demócrata es bien recibido por países como el nuestro, aunque es cierto que ese país, como tal, nunca claudica en la defensa de sus intereses y endurece sus posiciones a nivel internacional, tal como está actualmente en medio oriente. La agenda de Obama es extensa en el plano internacional, pero en el ámbito más cercano al nuestro, Cuba sigue siendo un tema pendiente desde el gobierno demócrata de John F. Kennedy y tal vez haya llegado la hora de sincerar el tema; Venezuela será para Obama la oportunidad de hacerla como Cuba o de tratarla como a un país digno, aunque su gobierno deje mucho que desear, sin endurecer posiciones que muy bien pueden canalizarse para no crearse un frente innecesario.
Los Estados Unidos de Norteamérica le tiene, hoy en día, una deuda de confianza al mundo; el sistema capitalista del que es su abanderado y en función de la que articula sus relaciones con otros países y sectores privados de los mismos, ha sido instrumentalizado por las élites corruptas de dueños y directivos de empresas, creando créditos sin respaldo negociados a diestra y siniestra con la complicidad de quienes lo sabían y no dijeron nada, a cambio de ventajas económicas personales e individualistas que ahora todos debemos pagar; esa farsa es made in USA y por tanto de calidad, y como tal debe ser tratada.
Pero al margen de esta agenda y de estas esperanzas en un gobierno demócrata, liderado por quien ojala materialice el cambio que sustentó su campaña, el 4 de noviembre en Chicago, ante unas 70 mil personas, luego del discurso Barack Obama, ingresó su familia al estrado, así también ingresó su ya Vicepresidente Joe Biden y, junto a sus hijas, aparecieron otros niños blancos; en ese momento supe que el sueño de Luther King era realidad ”Tengo un sueño: que un día allá abajo (…) un día, justo allí (…) niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos”.
El 20 de enero de 2009 la mano de un hombre negro se posará sobre la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, ese día Barack Obama, ante la expectativa del mundo, jurará el cargo de Presidente del país de la Constitución escrita más antigua del mundo, tal y conforme lo hizo George Washington, ese día y en ese momento el sueño de Luther King se habrá concretizado; descansa en paz Reverendo Martín Luther King, a los cuarenta años de haber sido muerto en Memphis, el muchacho ya está en la montaña.