Hay un espacio aún vacío,
o que tal vez no lo estuvo
Y sospecho quede así,
lleno de imágenes tiernas,
también de momentos duros.
El espacio está empolvado,
abundan los detalles viejos
dejados por los años de ocupación,
sin permiso, ni licencias ni razones,
simplemente viejos detalles
que te atan y lían entre si.
Ya no hay espacio, ahora que lo veo
todo está lleno de todo y nada,
de nada y todo.
Es que lo viejo está viejo y asentado,
capa tras capa diría la dendrocronología,
ocupando precariamente y sin
autorización alguna, esa ocupación densa
de días en que no limpié a tiempo y lo
suficiente,
pero que en conjunto hacen que esté de pie
ante el cronos que devora mi tiempo
y del tiempo universal en el que fui nada.
Ahora es parte de mí todo eso,
es lo que ahora y nunca exhibo.
Estaré solo ante esos pocos pasos que di,
en ese siempre mí espacio de muchas
personas, cosas y circunstancias,
pero si alguien dijo que moriría en París
con aguacero
y, el otro que, entre pájaros y árboles,
porque no puedo decir que al final
moriré solo,
y no cubierto por el polvo de un país vecino,
perdón Serrat por robarte la frase,
ni con aguacero y mucho menos entre pájaros
y árboles
perdónenme viejo César y joven Javier,
pero morir sólo es, seguramente, como se
siente morir
en el exilio francés, en el París con
aguacero o en una selva peruana.
Sólo y así de simple… pero de pie, siempre y simple,
en un espacio vacío de todo y nada, de nada y todo.