Me detengo un rato en mi camino.
En realidad, me pesan los recuerdos, buenos
y malos.
Descubro, en esa pausa, que tengo más
deudas que crédito,
pero el saldo de días que quedan, luego de
hacer cuentas,
me dan cuenta que no podré pagar deudas,
sobre todo si las hay impagables,
y que ya no podré tener más crédito, no hay
que dar de garantía.
A mis años sólo queda vivir lo que resta,
ya no hay sumas, solo restas.
Ahora me divido entre lo que fue y lo que
apenas será, sin crédito y sin tiempo.
Al final seré uno, ante todo uno,
indivisible y en mil pedazos.
Cuzco, 28 de noviembre de 2021.