sábado, 31 de diciembre de 2016

SANTURANTIKUY


Fernando Murillo Flores

Felizmente, para mí, la Navidad está fuertemente vinculada al Santurantikuy. En mi hogar cuzqueño siempre vi y viví el ritual de atar el nacimiento con elementos propios que se compraban en la Plaza de Armas: pastitos, paja, piedritas, conchitas, salvajina, palitos, etc., para finalmente poner esas figuras propias de los artesanos cuzqueños, que rodeaban el pesebre con las imágenes de José y María, la vaca y el burro, con una ausencia que finalmente desaparecería la noche del 24 cuando se colocaba al niño. Luego de la bajada de Reyes (6 de enero), el nacimiento debía ser desatado.

Era de siempre ver cómo desfilaban por mi casa de San Andrés, parientes y amigos que venían a ver el nacimiento y siempre escuchar en los diálogos unas preguntas obligadas ¿fuiste al Santurantikuy?, ¿cómo te pareció?, y las respuestas más que obvias siempre terminaban luego de opinar sobre aquello que gustó o no gustó en el Santurantikuy, pero sin duda esta tradición y costumbre era el centro de la navidad cuzqueña.

Cuando era niño recuerdo haber ido al Santurantikuy de la mano de Elena, mi madre, cada 24 de diciembre por la mañana, para ver las imágenes de los nacimientos, de los pastorcitos, de la sagrada familia, de los ángeles, los padres eternos. También recuerdo cómo al frente de la Compañía de Jesús familias de campesinos traían una serie de elementos naturales para el nacimiento que sí o sí comprábamos para terminar de dar algún detalle al nacimiento del año.

El Santurantikuy representa para mí una costumbre que, año tras año, mi familia fue cuidando con su presencia y participación, como de seguro lo hicieron cientos de familias cuzqueñas; es una fecha en la que los artesanos cuzqueños muestran su arte con sentido religioso y popular, que tiene como eje temático el nacimiento de Jesús y la representación de cómo fue este advenimiento en Belén, pero con una propia identidad de imaginación.     

La UNESCO, al aprobar la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, definió el Patrimonio Cultural Inmaterial en los siguientes términos: “Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.

Qué duda cabe que el Santurantikuy es parte del Patrimonio Cultural Inmaterial del Cuzco, pues cumple con todas las características de la definición trascrita. Estas líneas son un testimonio del Santurantikuy desde la perspectiva de un niño cuzqueño de 50 años; si alguien quiere leer un estudio sobre esta tradición y costumbre, les recomiendo “El Santurantikuy. Ayer, Hoy y Mañana. Cambio permanente y posibilidades. Estudio histórico – etnológico” del Historiador Martín Romero Pacheco, con el apoyo de investigación integrado por Carlos Rado Yáñez, Yony Dueñas Castillo y Carmen Bedia Quispe.

El Cuzco es una ciudad histórica, en sus espacios alberga tradiciones y costumbres vivas, en ella aún se pueden ver como la cultura andina libra, desde su identidad, resistencia y logra cierta continuidad a través del tiempo. Por eso mismo el Cuzco batalla diariamente ante el fuerte influjo del turismo que, como tal, no es nada malo pero para que siga siendo el atractivo que es como ciudad histórica, debemos preservar esos espacios, sus tradiciones y costumbres.

El Santurantikuy es una de esas costumbres y tradiciones cuzqueñas que se dan en uno de los espacios más importantes de su identidad física: la Plaza de Armas y, como tal, es una que se repite año tras año y siempre un 24 de diciembre.

Preservar el Santurantikuy implica respetar siempre su identidad, su espacio y su tiempo. No cabe hacerlo de otra forma, en otro espacio y en otra fecha o fechas. El Santurantikuy es, únicamente, cada 24 de diciembre y en la Plaza de Armas; cuidemos esa tradición frente a intentos de introducir desde el poder sin autoridad, cambios bruscos y no propios de su misma evolución. Es muy penoso ver como soterradamente el año pasado, las autoridades permitieron – sin publicitarlo – que en la Plaza de Armas, el 23 de diciembre, se instale una previa feria al Santurantikuy del 24 de diciembre, pretendiendo – espero no se logre – introducir una abrupta modificación a la tradición y costumbre, haciendo que pierda su identidad. Si seguimos así terminaremos haciendo un martes santo, para que el Taytacha también salga el martes de semana santa o, de pronto trasladar, del miércoles, la entrada de Corpus Christi, al día jueves, para así hacer que el viernes sea la procesión y lo empalmemos con el sábado.         

Actualmente sigo yendo al Santurantikuy sólo el 24 de diciembre, sé que muchas cosas se han ido perdiendo y otras han ido cambiando. Javier, Franco y Sofía son aquellos niños cuzqueños que llevé al Santurantikuy, como lo hizo mi madre conmigo; lograron ver los silbatos de metal que llenos de agua asemejaban el cantar de un pajarito; siempre se compran un hombrecito de madera que al ajustar los palitos paralelos que lo sostienen hacen mil piruetas; vieron los camiones de madera en los que de vez en cuando se lograba ver a los niños empujándolos; saben lo que es comprar pastitos, piedrecitas, pajitas, figuritas, pastorcitos, nacimientos pequeñitos, para ponerlos en el nacimiento en la noche del 24 de diciembre.



Saben lo que es ir dando vueltas por la Plaza de Armas y encontrarse con el tío Jorge y la tía Yemira, con sus tíos, sus primos, sus amigos, nuestros amigos… todo esto gracias a ese espacio maravilloso que es la Plaza de Armas del Cuzco y de ese Santurantikuy que nació en algún momento de nuestra historia en ese mismo espacio, generando una costumbre y tradición que debemos continuar cuidando en su esencia e identidad, lo cual empieza por entender que sólo puede darse un 24 de diciembre de cada uno de nuestros años cuzqueños.    

domingo, 6 de noviembre de 2016

Una carta más para Sofía


Fernando Murillo Flores[1]

Querida Sofía:

¿Te enteraste que en Juliaca, un niño de ocho años estaba en el auto que su padre conducía en estado de ebriedad, cuando fue intervenido por una policía, y grabó con un celular el diálogo de la autoridad paterna con la autoridad policial? Sí te lo conté el otro día en el desayuno.

Bueno, el padre al manejar un automóvil en estado de ebriedad estaba cometiendo un delito y sin duda ponía en riesgo la vida del niño, su hijo que iba con él. De seguro la policía estaba patrullando o vigilando cuando advirtió el hecho e intervino al chofer que conducía ebrio, es decir, a la autoridad paterna del niño.

La autoridad policial, es decir, la policía, inicia un diálogo con la autoridad paterna que, por cierto estaba en falta, y le instruye lo que considera que éste ya sabe, que conducir en estado de ebriedad es un delito, y acto seguido la autoridad policial le pide a la autoridad paterna “dos azules” es decir, dos billetes de S/. 100.00, es decir, una coima de S/. 200.00 para no ver el delito, para no cumplir con su función, con su responsabilidad.

La autoridad policial no se percató que el hijo de la autoridad paterna la estaba filmando con un celular y recién lo hizo cuando todo había quedado registrado, muy tarde… Sabes hija, me hice una pregunta que ahora comparto contigo ¿Por qué el niño de ocho años decidió registrar con el celular a la autoridad policial?

Creo que la respuesta, si bien es simple, es dolorosa. De un tiempo a esta parte los ciudadanos han venido registrando hechos ilícitos – como el que te comento – que son protagonizados por la autoridad policial, como cuando ese ciudadano español que iba en motocicleta hacia Lima por la Panamericana Sur fue detenido dos veces por la autoridad policial y las dos veces fue víctima de pedidos de coima y todo quedó registrado en la cámara Go pro que tenía instalada en su casco ¿tan torpes son nuestros policías que no pueden ver una cámara en un casco de un motociclista? Bah. Y, la autoridad policial no se queda atrás cuando, por ejemplo, hubo agresión de parte de una mujer a un policía en el aeropuerto de Lima, o de una mujer ebria que salía de un restaurante, a otro policía, o cuando una policía grabó a un político con aspiraciones, expresándose de mala manera contra la policía.

Entonces, la respuesta, el niño de ocho años sabía que si la autoridad policial te interviene algo malo puede pasar y, entonces mejor grabarlo que no. Y nuestro niño grabó ese diálogo nada edificante entre dos autoridades, la paterna y la policial.

Qué triste para un niño de ocho años que su padre lo lleve en el auto, conduciéndolo en estado de ebriedad, y que triste para ese embrionario ciudadano debe ser que la policía, la autoridad policial, en estado ecuánime, pida coima a su padre para pasar por alto el delito que éste está cometiendo, incluso en agravio de la integridad de su hijo. Qué triste Sofía, qué triste.

La policía, la autoridad policial, debió intervenir al conductor ebrio no sólo por ese hecho que de por sí es grave, sino porque debía velar por la integridad del niño que iba en un vehículo conducido por un ebrio, padre o no. Entonces, el niño ve que la autoridad paterna es la nada y que la autoridad policial es otra nada.

¿Qué conclusión tiene ese niño ahora en su cabeza? i) que la autoridad policial no cuidó su integridad; ii) que a la autoridad paterna, no le interesó su integridad; y iii) que la autoridad policial con un delito, pasa por alto otro delito, y que cómo el Chapulín Colorado no existe, no habrá nunca alguien que lo ayude.

Que distinto es el poder de la autoridad hija mía, que distinto. Poder tiene cualquiera, la autoridad a cambio se va adquiriendo día a día, quien tiene autoridad tiene el poder de ésta, quien tiene el poder sin autoridad, no tiene nada. Siempre debes considerar que Jesús, Gandhi, Luther King eran poderosos porque tenían autoridad, a cambio, sujetos como Hitler, Mussolini, Pinochet, fueron poderosos pero sin autoridad.

Ante ese niño, su padre es su padre, ello no podrá cambiarse nunca, recuerda que Darth Vader dejó caer a su hijo Luke al vacío con su actitud de llevarlo al lado oscuro de la fuerza y de nada valió ese momento en el que le dijera “!yo soy tu padre¡”

Ante ese niño, la autoridad policial es la que tiene su país, no sé si ello cambie, tal vez, pero entre tanto ello pase, cada vez que se le acerque un policía estará presto a documentar el momento, pues a ayudarlo no viene, ah y no vaya a ser que cuando el niño sea adulto y esté manejando ebrio – total su padre lo hacía – ya no sean suficientes doscientos soles, sino más.

Ese padre ya no tiene autoridad, esa policía ya no tiene autoridad. Nuestro embrionario ciudadano tendrá serios problemas para identificar el bien del mal, pues esta vez el mal estuvo en su padre y en la policía, y el bien nunca estuvo en quienes debió estar, es decir, en su padre y en la policía; y si no estaba en la policía debió estar en su padre, y si no estaba en su padre debió estar en la policía, así por lo menos hubiese visto al bien contra el mal, pero ver el mal y el mal es cosa de locos. Pobre niño, pobre futuro ciudadano.

Sofía, hija mía… tu hermano Javier (26), nuestro Abogado, está por un año en Madrid estudiando su maestría, luego de una estancia de investigación por tres meses en Valencia; tu hermano Franco estuvo en Boston por un tema de investigación universitaria, estuvo en Islandia por un tema de estudios universitarios y está a punto de ser nuestro Médico a los 24 años; ellos son tus autoridades, ellos son tus estrellas, sé que te quieren un montón, eres una de las maravillas que la vida les dio. Te están dejando vallas altas hija mía, sé que las pasarás tú también, lo supe cuando te vi estrenar tu chaqueta militar, y ver que en las solapas verde olivo, colocaste los accesorios que te trajeron tus hermanos de Islandia y Europa. Al infinito y más allá Sofía.    




[1] Papá de Sofía.