Fernando Murillo
Flores
A las 7:30 de la mañana de un día martes 27 de
noviembre de 2012, llevaba a Sofía en nuestro auto al colegio, de pronto, en la
pista nos iba adelantando por el lado izquierdo un microbús y luego mi hija me
preguntó ¿Papi, quien es el Che?, al terminar de pasar el microbús me percate
que en él había una de esas tantas calcomanías de Ernesto el “Che” Guevara, y es
la que había originado la pregunta de Sofía. Esa imagen del “Che”, basada en la
famosa foto que Alberto Díaz “Korda” le tomara en 1960, es un ícono actual y
vigente, por alguna razón, incluso, es una imagen de culto.
Sofía y yo estábamos a 45 años de la muerte del Che,
ese octubre de 1967. En un instante me puse a pensar en cómo decirle a Sofía
quien era Ernesto el “Che” Guevara sin cometer errores y, sobre todo, de cómo
enfrentar las otras preguntas que vendrían luego desde esa personita de ocho
añitos.
Hubo una vez – Sofía, le dije, un grupo de países en
Centro América que eran una suerte de propiedades privadas, es decir, países en
los que no existía más ley que la voluntad de sus gobernantes y ningún derecho
para sus habitantes, los mismos que estaban sometidos a una dictadura, donde no
había libertades mínimas. Luego le enumere aquellos que se me vinieron a la
memoria: Nicaragua y República Dominicana, en estos países, le dije, gobernaban
unos señores llamados Anastasio Somoza y Rafael Trujillo; en Cuba, gobernaba
Fulgencio Batista, nada menos.
En Cuba, le conté, vivía un líder joven llamado Fidel
Castro que se sublevó en contra de Batista y fracaso en un primer intento en
1953; luego que fuera indultado y exiliado en México se unió a otros jóvenes
cubanos para ingresar clandestinamente a Cuba e iniciar un movimiento guerrillero
que terminó con la caída de Batista y la liberación del pueblo cubano. A ese
grupo de jóvenes cubanos, - Sofía, le conté, se le unió un joven idealista
llamado Ernesto Guevara que tenía estudios de medicina y había recorrido
Latinoamérica y, por supuesto el Perú, estuvo en Cuzco y visitó Machupicchu, a
él se le llamó “el Che” porque era argentino Sofía, como Che Copete el argentino
amigo de Condorito, - ¿recuerdas?.
En ese momento de la historia de ese País Cuba –
Sofía, le mencioné, se justificó la actitud de esos jóvenes de utilizar la
violencia de una guerrilla para derrotar a Batista que tenía el control
absoluto de Cuba. Ese era, creo, su único objetivo: la libertad de Cuba y
devolverle a ese país su orgullo como pueblo, su dignidad y derechos a las
personas que lo habitaban.
El Che – Sofía, era un líder guerrillero nato, educado
e instruido, identificado con la causa de la libertad, que dirigió la lucha en
la misma línea de fuego contra el ejército y la policía de Batista. Así Sofía
llegaron a liberar Cuba y todos quienes habían llegado al Poder bajo la
dirección de Fidel Castro se constituyeron en los nuevos gobernantes de Cuba,
lamentablemente, ese gobierno cayó en la misma actitud de Batista,
establecieron una dictadura, esta vez, una dictadura de un partido, de una
ideología adscrita al entonces bloque comunista liderado por la Unión Soviética
que ayudó a Cuba a tener una auge en educación (bajo o nulo índice de
analfabetismo) en servicios de salud pública, pero con un régimen político duro
que era impuesto y aceptado por la existencia de Fidel Castro, quien ahora está
retirado de la política y dirección de su país, pero que sigue como una figura
emblemática tras el poder que ahora ejerce su hermano y que de seguro es el
único sostén del régimen. ¿Habrá que ver qué sucede cuando muera Fidel? habrá
que ver, pero, esperemos Sofía que cuando eso suceda Cuba realmente sea libre,
de quien paradójicamente la liberó de Batista.
El Che – Sofía, fue nombrado por Fidel, en medio del
fragor de la lucha, Comandante, cuando apenas era teniente; llegó a ser
declarado hijo de Cuba, ocupó cargos importantes en el gobierno de Castro, pero
él deseaba seguir luchando por la libertad del Latinoamérica que consideraba
esclava del imperialismo. Dejó todo en Cuba, su posición privilegiada, los
honores del poder y emprendió una nueva lucha que inició en Bolivia y allí fue
muerto, ahora se sabe que fue asesinado, sus restos hace poco que fueron
llevados a Cuba donde actualmente reposan para la eternidad.
Sí Sofía, él utilizó la violencia, de seguro mató a
muchas personas que servían al ejercito oficial, pero lo hizo en abierta y
franca confrontación con las fuerzas de un gobierno que sin duda era dictatorial
y opresor, aunque también se hicieron muchos ajusticiamientos posteriores al
triunfo de la llamada revolución cubana o triunfo de la guerrilla. Sí eso
existió Sofía, eso es muy malo, pues nadie merece ser muerto sin más ni más, y
si la pena de muerte existe en algunos lugares de este mundo, esperemos que
siempre lo sea como producto de un proceso judicial con todas las garantías y
pruebas. El Che, Sofía, condujo personalmente en la Cabaña, una serie de
procesos judiciales sumarios a muchas personas que colaboraron con el régimen
de Batista, muchos de esos juicios terminaron con sentencias de muerte, se dice
que de unas 450 personas, de prisión y, en algunos casos de penas menores o
absoluciones. Quienes justifican esas ejecuciones dicen que Batista, para
sostener su régimen, mató como a 20,000 personas.
El Che, querida hija mía, según cuentan quienes
escribieron sobre él y quienes compartieron su vida con él, era una persona muy
educada e instruida, muy culta e íntegra en su vida personal y política, él
nunca ordenaba algo que él mismo no había hecho, optó por ser revolucionario
mediante la acción política violenta de la guerrilla en un determinado espacio
y tiempo que de seguro justificó tal acción, es difícil repetir ahora ese
momento histórico en el que su vida y acción política tuvo sentido, quien lo
decida hacer, no sólo caerá en la mediocridad, sino en el absurdo de estar
fuera del tiempo y espacio. En su vida el Che, Sofía, fue antes que un
comandante, un soldado, antes que un jefe, un trabajador, nunca reclamó
privilegios ni admitió que se los diesen, siempre estuvo en la línea de fuego.
Sabes, - Sofía, no debemos olvidar que en nuestro Perú
existieron unos movimientos muy violentos y que nos hicieron sangrar mucho,
utilizando la violencia en nombre de ideologías trasnochadas. Sendero Luminoso
que fue un movimiento terrorista, es decir, delictivo y el Movimiento
Revolucionario Tupac Amaru que pretendió ser un movimiento guerrillero pero que
terminó siendo un movimiento delincuencial como cualquier otro, o peor. Estas
acciones de grupos de personas equivocadas fracasaron por estar fuera del
tiempo y espacio necesarios para que dichas acciones existan. Sofía, el Perú es
un país de mucha historia y tradiciones, es nuestra patria, es un Estado al que
debemos dar mucha estabilidad con nuestra educación e instrucción, el Perú
tiene una institucionalidad, una democracia y, de seguro, muchas cosas que
debemos cambiar, pero nunca debe encontrarse justificación, en esas cosas
pendientes a cambiar, para la violencia, sino para las ideas y para los
planteamientos, provenientes de nuestra capacidad intelectual. Eso sí Sofía,
nunca pierdas tu capacidad de indignación y de rebeldía ante la injusticia y
arbitrariedad, debes ser firme ante esas dos cosas que mutilan el espíritu de
las personas, aunque no hay que olvidar lo que dijo Thomas Jefferson: “El árbol de la libertad debe ser vigorizado de
vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos: es su fertilizante natural.”,
pero Dios nos libre de estar en esa encrucijada hija mía.
Sofía, El Nobel José Saramago, dijo, “El Che Guevara, si tal se puede afirmar,
continuó existiendo después de haber muerto. Porque el Che Guevara es solo el
otro hombre de lo que hay de más justo y digno del espíritu humano. Lo que
tantas veces vive adormecido dentro de nosotros. Lo que debemos despertar para
conocer y conocernos, para agregar el paso humilde de cada uno al camino de
todos.”. Te cuento también que el Che les escribió una carta a sus hijos
antes de partir hacia Bolivia, en esa carta les decía: “Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido
leal a sus convicciones (…) sobre
todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia,
cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo (…)”, también le
dejo otra a Fidel Castro en la que se despide y para concluirla dijo: “Hasta la
victoria siempre”
Sofía, cuando seas adolescente lee lo fundamental,
aliméntate de lo imprescindible, prepárate, sobre la base de tus conocimientos para
cambiar la realidad que, como dice Savater, es lo que se nos resiste y, aunque
no lo logres, el intento vale y si lo logras el intento vale el doble, pues
cuando uno se va poniendo viejo, vive la realidad que no tuvo el valor de
cambiar. Es 24 de diciembre de 2012, Sofía y yo estamos por la calle del medio,
hay una librería por allí, en los estantes veo un libro que se llama “El libro
de los porqués”, se lo compro a mi hija, levanto la mirada y allí veo otro
libro “Che Guevara, vida, muerte y resurrección de un mito” de Reginaldo
Ustariz, me lo compro, Sofía y yo, cada uno con sus libros, nos cogemos de la
mano en esta navidad 2012 con la esperanza de que en nuestras vidas, en el
futuro, no claudiquemos en lo esencial: “Hasta la victoria siempre” Sofía.