martes, 1 de mayo de 2012

“Rescatando al Sub Oficial Astuquillca”



Fernando Murillo Flores[1]

Como ciudadano que soy me pregunto ¿dónde estuvieron buscando las fuerzas combinadas del Ejército y la Policía a los sub oficiales Astuquillca y Vilca desde el 12 de abril pasado, luego de que el helicóptero del que descendían fuera atacado por narcoterroristas?.

Lo cierto del caso es que el Sub Oficial Astuquillca llegó a Kiteni el 29 de abril, por sus propios medios y con la ayuda de civiles, luego de 17 días de haber permanecido en la selva del VRAE, sin alimento, agua potable, ni armas y pertrechos para afrontar al enemigo. Este joven peruano de 22 años, es un héroe y su historia merecerá ser contada, por ser como casi todos los hechos heroicos, el acto de valor individual de un hombre basado en valores y principios en situaciones extremas, o en las encrucijadas que nos da la vida, que demuestran el crisol en el que uno está hecho.  

Una operación militar y policial para el rescate de rehenes que no fue tal y una búsqueda de fuerzas combinadas para ubicar a los sub oficiales de la Policía que no encontró a ninguno en 17 días, realmente deja mucho que desear y mucho que pensar. Durante esos 17 días sólo la madre de Luis Astuquillca Vásquez, rodeada de su familia, tenía la fe de que su hijo estaba vivo.

Aun recuerdo la impresión que me causó esa ya famosa película dirigida por Steven Spielberg “Rescatando al soldado Ryan”, sobre todo los primeros minutos en los que se ve lo sangriento que fue el combate en las playas de Normandía, en las que jóvenes soldados morían sin mayor opción de resistencia ante las ametralladoras alemanas que disparaban sin cesar desde bunkers infranqueables, y la historia de un grupo de soldados que buscaban al último de los hermanos Ryan, para devolverlo con su madre, pues los otros cuatro hermanos ya habían muerto en combate.

En la historia de la película, el grupo de soldados comandados por el Sargento John H. Miller, luego de encontrar con vida al último de los hermanos Ryan, el soldado raso James Francis Ryan, se une a la resistencia de otros soldados americanos para defender una posición y evitar que los alemanes tomen un puente. En esta heroica acción el Sargento Miller es herido de muerte y antes de expirar llama al soldado Ryan y le susurra al oído “sea digno de esto”. La película empieza cuando en tiempos actuales (1998) James Francis Ryan que ya tenía 74 años de edad, lleva a su familia al Cementerio Militar de Saint Laurent (Francia) para saludar la tumba del Sargento John H. Miller y preguntar delante de ella, a su esposa, “- Alice… ¿He sido un buen hombre?”. Lo que el Sargento John H. Miller le dijo al joven soldado raso Ryan es que él debía ser digno del sacrificio de la vida de los hombres que lo salvaron para que vuelva a casa, y viva su vida con la misma dignidad en respeto a ese sacrificio; es por eso que el anciano Ryan le pregunta a su esposa si él había sido un buen hombre.

Pero, en nuestra historia, nadie rescató al Sub Oficial Luis Astuquillca Vásquez, pese a que sin duda existió la orden e intención de hacerlo. Él sobrevivió gracias a su fortaleza física, a su juventud, a su espíritu, a su determinación de vivir y, de seguro, a su instrucción para sobrevivir en las condiciones más adversas e inimaginables, entre las que la posibilidad de morir en cualquier momento era la más cruel, así como las limitaciones del equipo necesario del que debió estar dotado.

De seguro muchas historietas se dirán sobre la base de la historia escrita por Luis Astuquillca Vásquez, unas vendrán de su institución que no perderá la oportunidad de lucirlo, otras de los políticos que no se perderán de una foto a su lado y que sin duda se perderán en sus discursos, sin duda también se generará mucha leyenda y cuidado con lo que dice Perez Reverte con eso de que “La realidad suele quedar por debajo de las leyendas”; pero lo que ese muchacho vivió, lo que él sintió, los miedos que lo asediaron minuto a minuto, los pensamientos que elaboraba sobre cómo sobrevivir, así como las lágrimas que derramó al saberse sólo e impotente ante el compañero mal herido, merecen todo el respeto de los peruanos. El mayor de los respetos.

A diferencia de la historia de la película y la muerte del Sargento John H. Miller, nuestra historia real nos ha regalado la vida de un Sub Oficial de la Policía Nacional del Perú, hijo del pueblo, herido de guerra pero salvo, el Señor Luis Astuquillca Vásquez, miembro de la DINOES, y vencedor de un combate por la vida y sobre la muerte, ante quien nos debemos inclinar todos los que amamos nuestra patria, sin que él nos lo pida, para escuchar lo que nos dice al oído, desde que se apareció en Kiteni la tarde de un domingo 29 de abril de 2012: “sean dignos de esto, peruanos” y, sin esperar a que seamos ancianos como el soldado Ryan preguntarnos ¿Somos buenos peruanos?, ¿Somos buenos hombres?


[1] Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Cusco. Presidente de la Sala Mixta Descentralizada de La Convención.