Fernando
Murillo Flores[1]
Como ciudadano
que soy me pregunto ¿dónde estuvieron buscando las fuerzas combinadas del
Ejército y la Policía a los sub oficiales Astuquillca y Vilca desde el 12 de
abril pasado, luego de que el helicóptero del que descendían fuera atacado por
narcoterroristas?.
Lo cierto del
caso es que el Sub Oficial Astuquillca llegó a Kiteni el 29 de abril, por sus
propios medios y con la ayuda de civiles, luego de 17 días de haber permanecido
en la selva del VRAE, sin alimento, agua potable, ni armas y pertrechos para
afrontar al enemigo. Este joven peruano de 22 años, es un héroe y su historia merecerá
ser contada, por ser como casi todos los hechos heroicos, el acto de valor
individual de un hombre basado en valores y principios en situaciones extremas,
o en las encrucijadas que nos da la vida, que demuestran el crisol en el que
uno está hecho.
Una operación
militar y policial para el rescate de rehenes que no fue tal y una búsqueda de
fuerzas combinadas para ubicar a los sub oficiales de la Policía que no
encontró a ninguno en 17 días, realmente deja mucho que desear y mucho que
pensar. Durante esos 17 días sólo la madre de Luis Astuquillca Vásquez, rodeada
de su familia, tenía la fe de que su hijo estaba vivo.
Aun recuerdo la
impresión que me causó esa ya famosa película dirigida por Steven Spielberg
“Rescatando al soldado Ryan”, sobre todo los primeros minutos en los que se ve
lo sangriento que fue el combate en las playas de Normandía, en las que jóvenes
soldados morían sin mayor opción de resistencia ante las ametralladoras
alemanas que disparaban sin cesar desde bunkers infranqueables, y la historia
de un grupo de soldados que buscaban al último de los hermanos Ryan, para
devolverlo con su madre, pues los otros cuatro hermanos ya habían muerto en
combate.
En la historia
de la película, el grupo de soldados comandados por el Sargento John H. Miller,
luego de encontrar con vida al último de los hermanos Ryan, el soldado raso
James Francis Ryan, se une a la resistencia de otros soldados americanos para
defender una posición y evitar que los alemanes tomen un puente. En esta
heroica acción el Sargento Miller es herido de muerte y antes de expirar llama
al soldado Ryan y le susurra al oído “sea
digno de esto”. La película empieza cuando en tiempos actuales (1998) James
Francis Ryan que ya tenía 74 años de edad, lleva a su familia al Cementerio
Militar de Saint Laurent (Francia) para saludar la tumba del Sargento John H.
Miller y preguntar delante de ella, a su esposa, “- Alice… ¿He sido un buen
hombre?”. Lo que el Sargento John H. Miller le dijo al joven soldado raso Ryan
es que él debía ser digno del sacrificio de la vida de los hombres que lo
salvaron para que vuelva a casa, y viva su vida con la misma dignidad en
respeto a ese sacrificio; es por eso que el anciano Ryan le pregunta a su
esposa si él había sido un buen hombre.
Pero, en nuestra
historia, nadie rescató al Sub Oficial Luis Astuquillca Vásquez, pese a que sin
duda existió la orden e intención de hacerlo. Él sobrevivió gracias a su
fortaleza física, a su juventud, a su espíritu, a su determinación de vivir y,
de seguro, a su instrucción para sobrevivir en las condiciones más adversas e
inimaginables, entre las que la posibilidad de morir en cualquier momento era
la más cruel, así como las limitaciones del equipo necesario del que debió
estar dotado.
De seguro muchas
historietas se dirán sobre la base de la historia escrita por Luis Astuquillca
Vásquez, unas vendrán de su institución que no perderá la oportunidad de
lucirlo, otras de los políticos que no se perderán de una foto a su lado y que
sin duda se perderán en sus discursos, sin duda también se generará mucha
leyenda y cuidado con lo que dice Perez Reverte con eso de que “La realidad suele
quedar por debajo de las leyendas”; pero lo que ese muchacho vivió, lo que él
sintió, los miedos que lo asediaron minuto a minuto, los pensamientos que
elaboraba sobre cómo sobrevivir, así como las lágrimas que derramó al saberse
sólo e impotente ante el compañero mal herido, merecen todo el respeto de los
peruanos. El mayor de los respetos.
A diferencia de
la historia de la película y la muerte del Sargento John H. Miller, nuestra
historia real nos ha regalado la vida de un Sub Oficial de la Policía Nacional
del Perú, hijo del pueblo, herido de guerra pero salvo, el Señor Luis
Astuquillca Vásquez, miembro de la DINOES, y vencedor de un combate por la vida
y sobre la muerte, ante quien nos debemos inclinar todos los que amamos nuestra
patria, sin que él nos lo pida, para escuchar lo que nos dice al oído, desde
que se apareció en Kiteni la tarde de un domingo 29 de abril de 2012: “sean dignos de esto, peruanos” y, sin
esperar a que seamos ancianos como el soldado Ryan preguntarnos ¿Somos buenos peruanos?, ¿Somos buenos hombres?
[1] Juez
Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Cusco. Presidente de la
Sala Mixta Descentralizada de La Convención.